El siguiente texto corresponde al trabajo titulado “El ars memoriae que nunca termina. Crónica del monumento a Cristóbal Colón de Mérida”, escrito por Belkis Rojas,estudiante de la EAE, Escuela de Artes Escénicas ULA y José Luis Chacón, profesor titular de la Facultad de Arquitectura y Diseño, fue merecedor del segundo premio del concurso “Dale voz a tus monumentos”. Este concurso fue realizado en la Universidad de los Andes (ULA) y patrocinado por Institutional Assets and Monuments of Venezuela (IAM Venezuela) y la Fundación Arts Connection.
La investigación de Rojas y Chacón relata, en un texto acompañado de fotografías, un performance e intervención de un monumento, “DeMemorial”, que se realizó en 2014 y que trató de la pérdida de la memoria por causa del vandalismo. En esta plaza se erigía un monumento dedicado a Cristóbal Colón desde 1895 y que fue objeto de diversas acciones vandálicas en tiempos recientes, hasta que finalmente fue destruido en 2006.
Belkis Rojas, José Luis Chacón

En la plazoleta que antecede a la iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Mérida está levantado un monumento a Cristóbal Colón, modesto en dimensiones pero rico en belleza e historia. A lo largo de los 120 años que tiene de vida, éste ha sido objeto de expresiones diversas que conforman la cultura merideña. Unas buenas y otras malas, esta crónica presenta tres de ellas -una artística, otra política y una más social- de la actualidad hasta su origen, con el fin de “demarcar” este hecho memorial, patrimonio nuestro y de los que nos seguirán.
1. La expresión artística DeMemoria1
DeMemoria1 es la intervención al monumento a Colón, ubicado en pleno casco central de la ciudad, que se llevó a cabo del 8 al 13 de julio de 2014. Es una plaza de pequeñas dimensiones y con un carácter muy peculiar: se percibe como un oasis de tranquilidad en una de las zonas más transitadas del centro. Según el historiador Christian Páez el complejo de la plaza y capilla está en una posición poco común; “no ofrece su frontis a la calle, como es costumbre –lo que- confiere al espacio de la plaza una connotación de uso estrictamente religioso”1.
DeMemoria1, propuesta por el TiA2 (José Luis Chacón, Marcel del Castillo y Belkis Rojas), fue elaborada como una instalación conformada por un dispositivo giratorio fijado al monumento, y puesto en movimiento por medio de una acción desplegada en fases a lo largo de cinco días. El dispositivo estaba constituido por una abrazadera de apoyo, un brazo giratorio, un poste de rotación y una tela de cubierta. Éste además era acompañado de una caja de vidrio llena de cal colocada en el lugar del busto ausente. La acción, en forma de performance, la realizó la performer Belkis Rojas, durante un lapso de tiempo que se repitió. Todo el proceso fue registrado desde una óptica particular, y fue montado en internet a través de la cuenta Instagram @dememoria1.
El primer día, bajo un sol radiante, se instaló en la Plazoleta Colón el dispositivo en su posición inicial. Como un gesto de invitación, el dispositivo parcialmente armado y parado de forma vertical escondía el monumento desde su vista frontal. Desde un ángulo o desde los laterales, el dispositivo junto a la caja de vidrio sobre el piso actuaban como una escenografía de un evento en espera a develarse.

El segundo día el dispositivo se armó en posición operativa pero estática. Una abrazadera de madera se fijó alrededor del pedestal del monumento, teniendo cuidado de todos los detalles para conservarlo intacto. Sobre el mismo se apoyó un brazo giratorio en posición horizontal dispuesto con un mecanismo muy elemental; éste se componía de un plato circular fijo a la abrazadera del pedestal, y al cual se acoplaba una base del bastidor con un círculo abierto. El giro se hacía de manera muy suave cuando el bastidor era movido. A un extremo de este bastidor, un poste vertical servía tanto de apoyo como de palanca para el movimiento rotatorio. Del bastidor colgaba en forma horizontal una tela blanca, a manera de cubierta. Por otra parte, la caja de vidrio conteniendo bolsas con cal se colocó encima del pedestal. La instalación permaneció así por el resto del día, como un andamio destinado a la consolidación del monumento, el cual llamaba la atención de algunas personas.

El tercer día amaneció lloviendo. Luego de haber escampado, se inició la acción a media mañana. La performer salió de la edificación del fondo se acercó por la parte posterior del monumento y se colocó de frente a una escalera apoyada del monumento. Este es su testimonio, de aquella acción:
“Interponerse en la cotidianidad, es aventurarse a explorar un terreno minado de impredecibles fuerzas sociales y políticas. Dejar que el cuerpo sea la metáfora de la obra Dememoria1, es transitar por un río de emociones que van desde la felicidad, la rabia, y la tristeza. Cada partitura (coreografía) de la pieza tiene una acción que a su vez genera tensiones y reacciones internas (ejecutante) y externas (espectador).
Vestida de blanco y con los pies descubiertos, comencé la acción, subiendo una escalera que me llevaría al pedestal, donde descansó una vez el busto de Cristóbal Colón (antes de que fuese violentado y destruido). Mirando hacia la calle, abrí la caja de vidrio. Con decisión tomé una por una las bolsas con cal y las rompí; con el polvo blanco fui llenando el interior de la caja. La evocación de heroísmo que sugiere la acción de acceder al sitio donde reposa la historia es inigualable. La nostalgia, y la impotencia, hacían, que la intervención performática atesorara el carácter y la contundencia que necesitaría para los dos días de acción de calle”.

La segunda parte del performance aconteció a nivel de la plaza. Belkis fue atada al poste de espalda y dejada sola. Después de una pausa, comenzó su movimiento muy lentamente, caminando hacia atrás. Al empujar el poste de rotación, accionaba el dispositivo completo. Con la mano izquierda sostenía la bolsa con cal a ras del piso, y con un movimiento tortuoso y coordinado entre pie y mano, hacía salir un hilo del polvo blanco. De esta manera a lo largo de dos horas Belkis giró alrededor del monumento accionando el dispositivo como un compás, y dibujando en el pavimento de la plaza un círculo blanco. Dicho círculo lo trazó una y otra vez en un performance lleno de tensión y angustia, hasta su conclusión. Y así continúa su relato:
“Una vez con el pie firme sobre el suelo, regresando al dispositivo. Mi cuerpo es sujetado a una columna de madera, que gira en torno al monumento, señalando un devenir, tras el tiempo que parece incesante, trazando el círculo alrededor del monumento que lo delimita, y a la vez resalta en el paisaje urbano. Y me atrevería a decir, incluso, olvidado. Porque había rostros que se acercaban desconcertados, que apenas estaban descubriendo que existía un monumento en la plaza frente a Nuestra Señora del Carmen”.

“Había momentos en que se acercaban señoras de edad y me preguntaban ¿por qué estaba allí? ¿Por qué me tenían amarrada? y ¿En esas condiciones? Una de las pautas era no hablar, puesto que el discurso de interpretación era libre para el espectador. Mi rostro reflejaba el cansancio de una disputa que aún no termina, ya que los acontecimientos históricos no acaban de narrarse.
La compañía del sol y la lluvia no era excusa para detenerse, sentía que era una expresión del universo que agradecía la existencia y se hacía sentir en cada recorrido que se daba al término de la vuelta al monumento.
El desplazamiento de la performance, generado en la puesta en escena, lo contemplé bajo la técnica de la improvisación, con la intención de irrumpir la cotidianidad y capturar la reacción de espectador, ante un evento con argumentos sustentados y conceptualizado en DeMemoria1.
Considerando que los hechos vandálicos suscitados en el monumento refleja la gestión de un gobierno desmemoriado. Es lamentable descubrir la complicidad social que deja como consecuencia el arrebatamiento de nuestros patrimonios”.

“Desde que se inició la actividad, en mí monólogo interior había frases que alimentaban la acción, como por ejemplo: seguir luchando, aun con el cansancio el objetivo es llegar»¦ como puedo exponerme sin sentirme a salvo «¦ que repulsión siento con este gobierno que le ordena a sus seguidores la destrucción de la historia «¦ el arte es el único medio de comunicar que conozco, todo por amor al arte”.
En el cuarto día, la acción se volvió a repetir por un tiempo similar, y en el quinto día se desmontó la obra. Como “huella amnésica” de lo sucedido se dejó la caja de vidrio sobre el monumento, y allí ha permanecido hasta el día de hoy.

“Finalmente quedó puesta la caja de vidrio sobre el pedestal, que al recorrer los laberintos de la cuidad, me consigo con él, atajando mi atención para contemplarla y revivir vehemente cada instante. Inevitable no pensar, cómo pudo ser objeto de destrucción parte de nuestra historia. Y es cuando viene a la reflexión «Sino conocemos el pasado, como podemos entender el presente». Solo me basta encontrar cualquier huella que haya dejado el paso de la historia para interesarme en ella. Al final si existe un monumento en algún lugar determinado, nos está diciendo algo. Porque en vez de callarlo (desapareciéndolo), lo dejamos hablar (haciéndolo permanecer). Que sea la misma curiosidad de la ignorancia, la que se desvista con la verdad, y que la complicidad de los acontecimientos transciendan”.
2. El hecho vandálico como punto de inflexión entre presente y pasado
Aún cuando las crónicas recogen diversos hechos polémicos, en torno a este monumento a Colón, a lo largo de la historia, desde 2004 éste fue víctima de una serie de acciones vandálicas, que terminaron con la destrucción del busto en 2006 como señala Samuel Hurtado en su artículo El 12 de octubre de 2004: Reflexiones sobre el derribamiento de la estatua de Cristóbal Colón. En una onda indigenista de carácter oficial, alentadas por el entonces presidente de la nación Hugo Chávez, los diversos monumentos dedicados a Colón en todo el país fueron sistemáticamente atacados. En un período de cinco años, Caracas, Puerto La Cruz, Maracaibo, San Cristóbal, Cumaná y Mérida fueron escenarios del derrumbamiento de las estatuas y efigies colombinas, con el fin de transformar el día de la Raza en día de la Resistencia Indígena. En Mérida el 11 de noviembre de 2006 a media noche un grupo de personas, seguidores del llamado «anti-imperialista», derrumbó el busto de mármol, el cual se partió en pedazos al golpear el pavimento. Ante este hecho, José Luis Chacón, artista y profesor universitario, señala: “La acción de este vandalismo ideológico ha dejado un monumento decapitado; un patrimonio urbano dañado para siempre; un pedazo de historia de nuestra cultura, arrancada violentamente”3. Afortunadamente, los restos se encuentran custodiados por la Alcaldía Libertador y aguardan tiempos idóneos para ser restaurados y vueltos a colocar en su lugar original.
Uno de los testigos de este suceso fue el Prof. Antonio Azuaje, quien trabaja en las inmediaciones de la plaza. He aquí el resultado de la entrevista que se le hizo:
B.R. ¿Cuándo fue destruida?
A.A. Hace aproximadamente 7 años, en la gestión del Alcalde Carlos León. B.R. ¿Cómo fue violentada?
A.A. En años anteriores 2005 – 2006, en días previos al 12 de octubre, cuando se celebra el día de la Raza, llegaban grupos a la plaza Colón que gritaban y lanzaban pinturas. Pero fue en el año 2007 que estos grupos de aproximadamente 10 personas con consignas denigrantes al hecho histórico relacionado con el descubrimiento y Cristóbal Colón, procedieron con sus propias manos a desprender el busto de Colón el cual cayó al pavimento. Sufrió algunos daños y el busto quedó abandonado en la plaza.

B.R. ¿Cómo cataloga usted el que hayan desprendido el monumento?
A.A. Quiero aclarar que el busto, luego de quedar abandonado en la plaza, fue el profesor Nelson Osorio quien lo rescató para resguardarlo y posteriormente entregarlo a funcionarios de la Alcaldía que manifestaron abordar el asunto relacionado con el patrimonio histórico. Es decir, este busto presumo debe estar en resguardo en la alcaldía del municipio Libertador
Mención especial merece que este busto de Colón fue esculpido en mármol de Carrara, uno de los mármoles más valiosos en materia artística. A tal punto que en el Renacimiento, artistas como Miguel Angel utilizaban de manera preferente este mármol; su obra emblemática el David es un ejemplo de ello.
3. El origen del monumento: la expresión cultural de una sociedad
El monumento a Colón fue erigido en 1895 por iniciativa de la colonia italiana y con el apoyo del gobierno local, para conmemorar el cuatricentenario del descubrimiento de América de 1892. Construido en mármol de Carrara y traído de Italia, se compone de un pedestal con ornamentación alegórica apoyado sobre un basamento escalonado de granito pulido, y un busto (hoy desaparecido) de la efigie de Colón. En su frente se aprecia un alto-relieve de la nave Santa María y la inscripción principal:
A Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1892
IV centenario del descubrimiento de América
A ambos lados se ven otros relieves alegóricos, uno de los escudos de armas de ambas naciones y otro de un paisaje “caribeño”; cabe destacar la inscripción autógrafa (por parte de los responsables de esta obra) que se lee debajo de los escudos:
Gli italiani e le spose e i figli nella tua patria e in questi lide del tuo mondo nati auspici in Mérida con l’aiuto del governo andino

La fachada posterior la ocupa la imagen del globo terráqueo con unas palabras finales de agradecimiento al navegante genovés. La efigie de Colón, representado en rostro de expresión grave y con mirada al infinito, era el elemento protagonista de la composición. La misma se apoyaba sobre una pequeña columna dórica, que aún espera su retorno.
Según la investigación histórica de Samuel Hurtado, el acto inaugural, reseñado por José Ignacio Lares, fue el 6 de febrero de 1895 y “se llevó a cabo mediante un desfile cívico (10am.), rigurosamente organizado según el programa oficial, que partió de la Plaza Bolívar siguiendo por la Calle Independencia (hoy Avenida 3), la Calle Fernández Peña (hoy Calle 18) y la Calle Bolívar hasta llegar a la Plazuela del Carmen”4. Eran acontecimientos que tenían gran impacto en la población. Aquel desfile estaba presidido por un batallón de la Guardia Nacional y una carroza que representaba la carabela Santa María. Ésta, narra Hurtado, era “de grandes dimensiones, montada sobre cuatro ruedas oculta bajo una superficie que imitaba al mar. Iba tripulada por un capitán y diez niños que llevaban con garbo infantil sus lindos trajes marinescos («¦) iba la airosa nave con todas sus velas al viento; al topo la bandera de la empresa; en la gavia de mezana el pabellón de España, y en la proa con letras de oro el nombre de la carabela capitana”5.
En aquel acto, el discurso de Constantino Váleri puso de manifiesto la importancia de este monumento: “como testimonio de gratitud a la memoria del Eminente Italiano, al cual la civilización debe la existencia de un mundo, la humanidad el asistente de su emancipación, y nosotros»¦ nosotros»¦ esta Patria que tanto queremos. Que esto sea prenda de sempiterna paz, concordia y fraternidad entre el pueblo venezolano y el pueblo italiano»¦ entre nuestra Patria y la Patria de nuestros hijos”6.

4. El difícil arte de hacer memoria
El ars memoriae7 de un monumento se vuelve memoria de sí mismo. Es el caso del monumento a Colón de Mérida; una expresión social que se levanta para permanecer en el tiempo, viene en un cierto momento violentada por algunos, cuyas ideas cambiadas, quieren hacer borrón y cuenta nueva. Sin embargo su nobleza, material y espiritual, puede hacer trascender los inconvenientes para que renazca su valor. El arte es precisamente el que logra tal tarea de manera más eficaz. La obra del TiA DeMemoria1 recupera y actualiza la memoria, densa y enorme, que encierra en silencio el monumento a Colón. Y el rumor de su intervención aún se logra escuchar, a pesar que la historia sigue su paso incesante y sin fin.

Notas
- Este reportaje retoma y amplía la ponencia de José Luis Chacón, “DeMemoria1: el arte público como ars memoriae contemporáneo” en el IV Seminario Internacional sobre Arte Público en América Latina celebrado en Santiago de Cali, Colombia del 13 al 15 de Octubre de 2015.
- Belkis Rojas es estudiante del último año de la carrera en Artes Escénicas, Facultad de Arte ULA. José Luis Chacón es profesor titular de la Facultad de Arquitectura y Diseño ULA.
1 Citado por S. Hurtado, (2007), La Estatuaria Pública Conmemorativa de la Ciudad de Mérida (1842-2006): Análisis histórico,400. 4 5
2 Taller i Arte+Arquitectura; es una experiencia creativa de hacer obras bajo la óptica de la colaboración entre arquitectos, artistas y artesanos.
3 Comentario en @dememoria1 (Cuenta Instagram).
4 Samuel Hurtado, La Estatuaria Pública Conmemorativa de la Ciudad de Mérida (18422006). Un análisis histórico, Op.Cit., pp. 95-96.
5 Ibidem.
6 Ibidem.
7 Este término lo toma de la antigüedad Paul Ricoeur en La Memoria, la Historia y el Olvido (2000) y lo recupera como actividad fundamental del hombre. En breve, es el arte de evocar y rememorar el pasado por medio de diferentes técnicas para hacer y ejercitar la memoria.
Referencias bibliográficas
Chacón, José Luis (2015), “DeMemoria1: el arte público como ars memoriae contemporáneo” en: T.Espantoso, C. Muñóz, C. Recio, C. Vanegas (editores), Pasados presentes: Debates por las memorias en el arte público en América Latina, Santiago de Cali, Universidad de Buenos Aires y Universidad del Valle.
——————– (2009), Il rapporto tra arte e architettura: un cerchio non chiuso, tesis de doctorado, Milán, Politecnico di Milano. ——————– (2014), “DeMemoria1. Comentarios” en: @dememoria1 (Cuenta Instagram), consultada el 15.01.16.
Hurtado C., Samuel (2007), La Estatuaria Pública Conmemorativa de la Ciudad de Mérida (1842-2006): Análisis histórico, tesis de licenciatura, Mérida, Universidad de Los Andes.
——————– (2007), “El 12 de octubre de 2004: Reflexiones sobre el derribamiento de la estatua de Cristóbal Colón”, en: Presente y Pasado. Revista de Historia, Año 12. Nº 23. Enero-Junio.
Ricoeur, Paul (2004, 2000°), La Memoria, la
Historia y el Olvido, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, Traducción: Agustín Neira.
Créditos de las imágenes
Figs 1, 9 y 10. Autor desconocido; tomadas de internet recientemente.
Figs. 2, 8 y 11. Fotos de José Luis Chacón.
Figs. 3-7. Fotos de Marcel del Castillo.
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