
Nombre: Fuente de “Las Toninas”.
Autor: Francisco Narváez.
Año de construcción: 1943-1945.
Períodos de restauración: 1989-1991.
Tipo de patrimonio cultural: Tangible/Mueble.
Administrador custodio o responsable: Fundapatrimonio.
Historia
Descripción
Valoración
Situación actual
Ubicación
Fuentes consultadas
Historia
La fuente de Las Toninas de Francisco Narváez forma parte de una ambiciosa propuesta liderada por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva que incluía la reurbanización de El Silencio, y un ambicioso proyecto de ornato de la ciudad.
Hasta su planificación por los años 1942-43, El Silencio se había convertido en un suburbio inseguro en el que abundaban los delitos de robo y prostitución. La zona no guardaba relación con ese país pujante que se dibujaba con los ingresos que reportaba la explotación petrolera.
Narváez se convirtió en uno de los artistas nacionales que más acompañó a Villanueva en este cometido de dar un rostro urbano a Caracas. La aspiración era iniciar la renovación de la ciudad. La propuesta coincidió con los planes del entonces presidente, Isaías Medina Angarita, quien luego fue derrocado en octubre del 45, a tan sólo meses de inaugurar El Silencio y la plaza de esculturas.
El maestro escultor concibió las primeras maquetas que conformarían la fuente, en total seis bosquejos formados por dos tazas, primero en yeso y luego en bronce, hechos entre 1943 y 1944, los cuales forman parte de la colección del propio artista (según se observa en las pp. 200 y 201 del libro La escultura hasta Narváez de Rafael Pineda).
La obra, vaciada en piedra artificial, fue inaugurada con el nombre de Plaza Rafael Urdaneta, en honor al prócer de la Independencia de Venezuela. Posteriormente, tras edificarse otro monumento dedicado a Urdaneta, se cambió la denominación del lugar por el de Plaza O’Leary, en homenaje a Daniel Florencio O’Leary, otro de los héroes representativos del período independentista.
El área en la que se encuentra el complejo escultórico de Las Toninas ha sufrido constantes cambios. Entre otros, el color de las fachadas de los edificios que lo rodean o la dirección de los carros que circulaban alrededor de la plaza. El más determinante para la obra fue sin duda el ocurrido en el año 1989, cuando, por requerimientos de la construcción de la línea 1 del Metro de Caracas se decidió la reubicación de la plaza.
A partir de ese momento la pieza permaneció segmentada en dos porciones, situación que se arregló con el desplazamiento de los volúmenes hacia los Bloques 2 y 3 de El Silencio. La alternativa fue planteada por la propia compañía constructora como una forma de dirimir el escollo, sin embargo, hasta su reactivación, el caso se prolongó por siete años.
En este proceso, las esculturas elaboradas en piedra artificial sobre una estructura metálica sufrieron graves daños debido al “estallido” (fractura) causado por la acumulación de óxido en el entramado interior de los volúmenes, según expresó Margarita Narváez, presidenta de la Fundación Francisco Narváez (FFN). No obstante, la herrumbre fue saneada y la experiencia valió para capacitar al personal de la fundación durante el curso de las intervenciones y restauración.
Una vez registrada la fractura, en el año 1989, se hizo un importante esfuerzo por recuperar la plaza. En la campaña participaron especialistas en diversas áreas e instituciones nacionales: Universidad Central de Venezuela, la entonces Gobernación del Distrito Federal, el Metro de Caracas y un conjunto de compañías privadas. Se puso en marcha un programa global de enmienda apoyado por un grupo de técnicos -dos químicos y otras dos personas especialistas en el tratamiento y conservación de piedra artificial- del Instituto di Restauro di Roma, quienes evaluaron y realizaron los trabajos de rehabilitación y formación del personal que debía ejecutar la restauración.
Se desarrollaron programas educativos con los vecinos de la zona, así como otra serie de proyectos destinados a evaluar, preservar y generar sentido de ciudadanía a través del conocimiento del patrimonio. Margarita Narváez, presidenta de la fundación dijo que “Lo importante de una gestión patrimonial es pensar con criterio de administración, porque no se trata de atender los asuntos relacionados con la memoria colectiva de manera asistencialista, sino de actuar con sensatez, lo cual significa administrar recursos y capacidades humanas”.
El movimiento concluyó con la declaratoria de patrimonio de El Silencio y, por consiguiente, de Las Toninas de Narváez como Patrimonio Cultural de la Nación, por parte del Instituto de Patrimonio Cultural (IPC).
Posteriormente, durante la legalización de las antenas para teléfonos móviles, instaladas en las inmediaciones de la Plaza O’Leary “se alcanzaron algunos convenios con la organización Telefónica Telcel, una suerte de contraprestación y el esfuerzo de Responsabilidad Social, por parte de la empresa, bajo la figura de un Comodato, como garantía del mantenimiento y vigilancia del bien”, dijo Narváez. En el año 2003 cesó la figura legal lograda y se perdió la protección de Las Toninas, que en la actualidad se encuentran bajo el cuido del ente gubernamental Fundapatrimonio.
Descripción
Las Toninas están constituidas por cuatro figuras femeninas de piernas extendidas y pies descalzos, con el torso y cabeza reclinados. Cada una sobre una pareja de delfines que, a su vez, se remontan sobre una serie de ondas que simulan el oleaje marino. Las representaciones presentan algunas variaciones en el movimiento de los brazos, en unas se observan estirados como si siguieran el impulso del agua, y en otras componen un arco rodeando la cabeza inclinada que se apoya sobre una mano. El complejo está formado por un total de cuatro parejas de delfines y ocho formas femeniles de larga cabellera, ataviadas con vestidos de corte sencillo, que dejan traslucir el cuerpo con pechos y formas curvilíneas. En el interior de estos volúmenes, y dentro de otros de mayor dimensión, -unas piletas o piscinas que limitan el espacio entre las figuras y el contorno acuático que las rodea- se levantan unos recipientes muy decorados con arabescos y ribetes donde se ubica el sistema hídrico de la construcción.
Toda la fuente fue diseñada como un gran juego de agua e iluminación, dentro de un área verde de grama, con la finalidad de que fuera contemplada -tanto en carro como a pie- y recorrida en el sentido de una elíptica alrededor de la que circulaban automóviles, para, seguidamente desembocar en las arterias viales de la urbanización.
Sobre la obra se ha dicho, (y así lo refieren las fuentes bibliográficas consultadas) que se trata de una evocación del mamífero acuático, (toninas) asociado al género femenino, gracias a la formación de dos pequeñas protuberancias en forma de pechos. Popularmente se considera al animal como un símbolo de fertilidad, buen augurio y salud.
En Venezuela la tonina (familia del mítico manatí que se encuentra en el origen de la etnia warao, según bibliografía consultada) es una especie de delfín de agua dulce que por lo general se encuentra en el río Orinoco o en el Río Negro en Amazonas, (tal como describe el documento: “Toninas el delfín venezolano en peligro”). Aún así, no cabe duda de que las Toninas del maestro simbolizan el aliento de una pieza de inspiración nacionalista, con las formas y estilismos modernistas de la época.
Valoración
La Plaza O’Leary es punto central del complejo residencial de El Silencio, cuya reurbanización se considera la primera obra de la arquitectura moderna venezolana, por contemplar espacios diseñados para la socialización de sus habitantes con amplios corredores aporticados que tomaban en cuenta el clima y costumbres caraqueñas.
La fuente de Las Toninas de la plaza O’Leary es una obra artística y arquitectónica pensada como un proyecto integral entre Carlos Raúl Villanueva y Francisco Narváez. Esta pieza no sólo contribuye simbólicamente con un concepto de nación inspirado en el mestizaje, en la exuberancia de la naturaleza y en sus tradiciones más profundas, sino que aportó un elemento más para que el país se condujera a la construcción de un proyecto nacionalista que, a la vez encontraría un puente entre la Venezuela rural y la nación de visión moderna que suponía la naciente industria petrolera.
Narváez logró concebir un verdadero “pasadizo” visual entre la historia del arte universal y las costumbres y emblemas locales. Las Toninas tienen el poder de conectarnos con una memoria colectiva lejana, -que está en el corazón de sus orígenes populares- pero también plantea una mirada hacia valores más cosmopolitas.
Las Toninas proponen otra perspectiva visual: monumentalidad de imágenes nunca vistas, soluciones plásticas acopladas con la escala urbana, además de responder a la idea de una escultura que comienza a dar sus primeros pasos hacia la simplificación de las formas, son algunos de los valores que caracterizan al monumento. Con esta pieza en especial, Narváez mezcla elementos, genera una obra de gran barroquismo en sus partes más ornamentales, pero, al mismo tiempo sintetiza sus porciones más figurativas. Así mismo, parte de lo popular-rural, pero también amplía su enfoque, incorporando la tradición a formas paisajísticas urbanas.
Con la plaza de Las Toninas se crea un espacio para el encuentro, el esparcimiento y la civilidad de los ciudadanos. Un lugar que se puede recorrer, pero que al mismo tiempo es un ambiente acorde con el desplazamiento, y con la velocidad de una urbe donde comienza a ser cada vez más frecuente el tránsito automotor, y, para ello el autor escoge la tonina; una figura heterogénea, híbrida, mezclada y muy compleja. Francisco Narváez creó un símbolo ineludible de la ciudad.
Situación actual
Para noviembre de 2015, la fuente no tenía agua ni en las piletas, ni en los surtidores que recrean el efecto acuático alegórico a la representación de sus figuras.
Se percibía abandono y se apreciaban algunos signos de resequedad y agrietamiento en los volúmenes. Las fuentes estaban cuarteadas y la pintura del contorno, que encierra cada conjunto escultórico, lucía decapada. El piso de las piletas presentaba fisuras y desprendimiento de su capa pictórica. Dichas albercas, en el momento sin agua, servían como depósito de bolsas de basura y desperdicios diversos.
Gran parte de las piezas estaba cubierta por una capa fina de óxido de color verdoso, una pátina que se forma a causa de la humedad. Eran unas manchas muy prominentes que empobrecían el trabajo de orlas y figuras. Al menos, estas eran las condiciones que hasta el momento de la visita exhibía la fuente diseñada por Narváez: manchas oscuras, grietas y rastros de pintura erosionada.
Según declaraciones de Margarita Narváez, hija del artista y actual presidenta de la Fundación Francisco Narváez, no existe criterio de mantenimiento de los monumentos patrimoniales.
Los jardines son las únicas áreas de la fuente que se encontraban en condiciones medianamente favorables. Hay rosas y otras especies sembradas. Sin embargo, Margarita Narváez reveló “que los cambios han sido de diversa índole”, y dijo que una de las variaciones que ha sufrido la obra es precisamente, “la transformación de su criterio perceptivo”, por ejemplo, los jardines que en la actualidad componen su entorno, y que tienen unos cinco años formando parte del paisajismo de la Plaza O’Leary “generan un problema de interpretación de la obra; sencillamente el paisajismo nunca estuvo pensado como un jardín de flores, sino como un área verde para evitar el tránsito de personas, mientras que las caminerías adyacentes son para ese propósito, de tal manera que no sé a quién se le ocurrió esto”.
En el lugar también hay señales del intenso uso que se le ha dado a la plaza con actividades políticas y electorales. Se encontraron avisos, carteles y rastros de mitines y concentraciones. Margarita Narváez lo confirma. “La emblemática fuente, aparte de estar enclavada en uno de los ejes urbanos más importantes de Caracas, ha sido también epicentro del grupo político oficialista, que desde hace más una década mantiene una relación hegemónica con la zona”.
Pretender convertir la fuente en un espejo de agua es otro de los cambios inadecuados que se hicieron recientemente. “Haber pintado la superficie de las piletas de azul, en sustitución de su color gris original, no fue una decisión acertada”, a juicio de la presidenta de la FFN. “La fuente nunca fue pensada para otra cosa”.
A un costado de la plaza, en un cartel tipo valla se anuncian los trabajos de recuperación que Fundapatrimonio, (organismo adscrito a la Alcaldía del Municipio Libertador, que en la actualidad se encarga de preservar el monumento) estaba desarrollando en el espacio.
Según se observa en el informe de recomendaciones para la conservación del monumento, entregado al ente gubernamental por los especialistas de la Fundación Francisco Narváez, (2003- 2004) una de las principales características de la piedra artificial, material utilizado para el vaciado de las piezas, es que la misma debe estar hidratada, y por ello, la falta de agua en el centro de la ciudad se ha convertido en uno de los principales factores de deterioro. Al lavar las esculturas con agua y jabones inadecuados, especialmente en el ornamento de las fuentes que es adosado a la estructura principal, se provoca un ennegrecimiento de la superficie. “Lo idóneo sería mantenerlas con la aplicación de herbicidas y sustancias neutras, y verificar los niveles de alcalinidad del agua con mediciones específicas, pero, al parecer, esto es algo que no se está cumpliendo, de allí, el oscurecimiento que presentan”, refiere la presidenta de la FFN.
En declaraciones de la arquitecta Dulce Medina, presidenta de Fundapatrimonio, organismo gubernamental que asumió el cuido de la obra a partir del año 2003, “durante el último semestre de 2015, aproximadamente desde el mes de julio, se procedió a sacar los motores de las bombas, así como el sistema eléctrico y de iluminación, para repararlos. Medina, comentó que: “Hasta los momentos, se ha logrado tanto la limpieza, como la impermeabilización de las piletas, pero, debido a la grave crisis que se vive en el país, no se han podido restaurar las esculturas”.
En cuanto al ciclo de hidratación de los complejos escultóricos y al movimiento de agua de los surtidores, destacó que: “Dependiendo del día, los chorros de las fuentes no se encienden, porque el sistema tiene un período de descanso para que las máquinas no sufran, por lo que el flujo de agua se mantiene con intervalos de treinta minutos aproximadamente, y se detiene una o dos veces por semana como medida de preservación del mecanismo”.
Otra de las sugerencias del informe de restauración de la FFN refiere que la pieza debería contar con servicios mínimos de preservación como: mantener la vigilancia y control de su sistema de iluminación. Controlar la aplicación de hidro-repelentes para que la obra no sufra ninguna filtración. Igualmente, las tuberías no deberían estar expuestas, y también convendría que estuviesen correctamente pintadas para que guarden su proporción estética. Así mismo, los chorros de la fuente deben permanecer a una cierta altura (no se destacan especificaciones al respecto) para que no se vea la grifería u otros mecanismos de propulsión del agua. Es imperativo que se vigile el correcto funcionamiento de la bomba hidroneumática, la cual suele obstruirse por la falta de agua.
La arquitecta Dulce Medina, de Fundapatrimonio, en relación con los trabajos de limpieza que se llevaron a cabo en los primeros días de enero de 2016, manifestó: “Estamos conscientes de que se realizó una limpieza, si se quiere bastante artesanal, con detergentes porque no contamos con los químicos, que, como sabemos son los más apropiados y tampoco tenemos los equipos necesarios para un trabajo más completo”.
Margarita Narváez al respecto, señaló que: “A pesar de que el monumento cuenta con algún tipo de mantenimiento, este no se realiza con los criterios de especialización que requiere la obra. En la custodia patrimonial están involucrados varios aspectos que parten desde el criterio que se tiene sobre el espacio público, la urbanidad y la vida ciudadana, hasta propiamente el valor de las obras. Toda restauración es reversible, por eso es importante su mantenimiento, para no continuar interviniéndola”. También agregó: “Mantener una obra requiere no sólo de una cuadrilla de obreros que barra y limpie el lugar, sino que es necesaria la planificación y la formación del personal a cargo de esta tarea. Hay que usar nuevas tecnologías, ahorrar y obtener recursos necesarios. El mantenimiento a veces es tan precario, que los monumentos corren el riesgo de caerse”.
En una segunda visita a la plaza, en enero de 20016, se constató que efectivamente se ejecutaron algunos trabajos de limpieza y mantenimiento de Las Toninas y del entorno más inmediato que constituyen los jardines y caminerías; las figuras se encuentran más limpias. Las piscinas, donde había un cierto nivel de agua, han sido pintadas de un color “blanco lechoso”, mientras que la grifería, en contraste con el tono de la piedra artificial con la que fueron realizadas las imágenes, se aprecia pintada en otro matiz de blanco.
El flujo en los chorros de agua de la fuente no es permanente. En un local de comida cercano, una dependiente informó sobre la permanente escasez de agua que sufre la zona. Fueron retiradas las flores y otras plantas del paisajismo que compone el monumento. Según lo señalado por la presidenta de la FFN, se ha restituido algo de la concepción original de la obra, a pesar del bajo nivel de cuido de dichas áreas verdes.
En cuanto a los planes de refacción más integrales, tanto de esta, como de otras obras a cargo de la institución, Dulce Medina aseguró que está entre las previsiones de Fundapatrimonio la elaboración de un proyecto de conservación, pero, “como sabemos que se trata de una inversión dispendiosa, aún no hemos podido definirlo, para ello incluso solicitamos el apoyo de la Fundación Narváez el año pasado, (2015) pero los costos para esta labor superaban nuestro presupuesto y no se pudo asumir el plan de trabajo que nos fue presentado”.
Ubicación
Entre Avenidas Bolívar, Sucre y San Martín. Urbanización El Silencio. Parroquia Catedral Municipio Libertador.
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Fuentes consultadas
Francisco Narváez, el maestrazo, Rafael Pineda, Caracas. Tamayo y Cía, 1976.
La escultura hasta Narváez, Rafael Pineda , Caracas. Armitano 1980.
Escultura/escultores. Un libro sobre la escultura en Venezuela, Juan Calzadilla y Pedro Briceño, Caracas, Maraven, 1977.
Texto de Susana Benko, Fundación Francisco Narváez. Página web: http://www.fundacionnarvaez.com/exposiciones/pintor_con_ alma.htm (Consultada en noviembre de 2015)
Geohistoria de la sensibilidad en Venezuela. Pedro Cunill Grau. (Tomo I) Fundación Empresas Polar, 2007
Catálogo de la muestra: Catia Geografía de un paisaje. Museo Jacobo Borges, Caracas, 2008.
Entrevista a Margarita Narváez, Presidenta de la Fundación Francisco Narváez.
Toninas, el delfín venezolano en peligro, en página web La Kincalla (Consultada en enero de 2016).
Página web de la Fundación Narváez (Consultada en noviembre de 2015).
Biografía de Francisco Narváez en Wikistoria del Arte Venezolano (Consultada en enero de 2015).
Texto investigado por Xiomara Jiménez.
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