Se desvanecen los poetas en el «Mural de la poesía»

El Mural de la poesía, de la Plaza Luis Razetti de Barinas, se pierde bajo los rigores de la intemperie, la indolencia municipal y materiales y técnicas de dudosa factura.

Marinela Araque Rivero. 30/03/2017

Manuel Darío Gruber, uno de los 14 poetas dibujados por el pintor Régulo Pérez en el Mural de la poesía, de Barinas, clamaba el 31 de mayo de 2016 por el indetenible desvanecimiento de la poesía en la plaza Luis Razetti, recinto de la obra, frente al mismísimo palacio municipal: “Un mural de ochenta metros de extensión y cuatro de altura, realizado hace diez años por el maestro Régulo Pérez para la Alcaldía de Barinas, está en peligro de perderse totalmente por el deterioro que presenta la cutícula que lo recubre”. En el artículo, publicado en grupolipo.blogspot.com, el literato alertaba de que “ocho de los catorces cuadros artísticos son prácticamente irrecuperables”.

Un Mural de la Poesía sin poetas. Foto Marinela Araque Rivero.

La nada no da tregua desde entonces. Hoy este periodista, poeta y cofundador del Centro de Investigación Literaria Dr. José León Tapia reitera el clamor ante IAM Venezuela (Institutional Assets and Monuments of Venezuela): “Este mural, que en realidad son catorce obras que representan a sobresalientes poetas barineses, no tiene dolientes políticos ni sociales. En el plano cultural de la ciudad solo aparece como un lugar de citas para el encuentro colectivo, sin apreciaciones de orden artístico que pongan de relieve este patrimonio cultural de Barinas.”

La ineptitud oficial, el clima, la indiferencia colectiva, pero también una construcción de dudosa factura van anunciando con obstinada precisión una crónica de muerte de esta obra realizada en gran formato: “De los catorce murales que conforman el gran Mural de la poesía, la mitad de ellos están en franco deterioro por la constante y agresiva acción de los elementos, pues se encuentran a la intemperie, sin techo ni sombra que los cobije”, comenta Gruber, cuya imagen luce desdibujada en el mural. Y deja un desaliento en el aire: “Tal parece que el patrimonio cultural les importa un comino, por no decir otra cosa más pesada”.

Otros artistas plásticos y poetas de la localidad, entre ellos José Ignacio Vielma y Arnaldo Erazo, también han alertado de las “fallas estructurales y de calidad en la elaboración de los mismos por parte de los constructores, los cuales, hasta los momentos, no han dado la cara y, seguros estamos, que de manera espontánea nunca la darán”. Y dicen, sin ánimos de sucumbir, “no es la primera vez que llamamos la atención, en nombre de la comunidad, sobre la irregular e inconcebible situación que ha venido arrastrando desde hace varios años esta importante obra que forma parte del mobiliario de la plaza Razetti”.

El mural mira al Palacio Municipal de Barinas. Foto Marinela Araque R.

Estas voces, amplificadas por su reconocido quehacer literario y artístico, han sido permanentemente desoídas por la actual municipalidad barinesa. La  instancia, pese a tener la obligación legal de conservar y resguardar el patrimonio cultural que está bajo su jurisdicción, hace de oídos sordos al clamor de poetas, literatos, artistas y hasta el del cronista oficial de la ciudad, Alberto Pérez Larrarte. Y eso que el mural exhibe su penosa situación justo frente al palacio municipal, recordándoles, como mínimo, dos veces al día a las autoridades una labor que no han cumplido… en la mañana, cuando llegan a sus oficinas oficiales; y por la tarde, cuando se van. Tampoco ninguna institución privada se ha manifestado.

Entre dimes y diretes palidece un patrimonio

El historiador Jesús Torres Camacho, ante el desastroso estado de la obra, comenta: “El Mural de la poesía desde 2006 forma parte del paisaje cultural de la plaza Luis Razetti, bien de interés cultural registrado en el Catálogo de Patrimonio Cultural venezolano, por lo que es lamentable que esta obra artística presente deterioro, siendo de tan reciente creación, con tan solo una década”.

«El Mural de la poesía» en 2006. Foto Colección de Alberto Pérez Larrarte.
Las técnicas de elaboración de los azulejos no garantizaron la durabilidad de la obra. Foto Marinela Araque Rivero.

Un preámbulo para argumentos irrefutables: “Todo indica, explica, que el proceso de elaboración de los azulejos no cumplió las técnicas y procedimientos que garantizaran la calidad, durabilidad y resistencia de la obra. Era fundamental la aplicación de las temperaturas adecuadas de cocción en el horneado de los azulejos, que aseguraran su resistencia a cambios de temperatura, exposición al sol y fijación de los colores de los esmaltes”.

Y suma su voz a las de Gruber, Vielma y Erazo: “La reproducción total o parcial de los azulejos deteriorados que integran la obra artística de Regulo Pérez es necesaria por ser un icono que muestra rasgos de nuestra cultura al visitante y fortalece nuestra identidad como pueblo”.

Desafortunadamente, el Mural de la poesía ha sido blanco de continuos “dimes y diretes”, a reflejo de los tiempos. En 2013 el poeta Leonardo Gustavo Ruiz Tirado señaló desde las redes sociales al exalcalde Julio César Reyes y al cronista oficial de la ciudad, Alberto Pérez Larrarte, como responsables del deterioro del mural, afirmando que “privó el negocio antes que el buen propósito”.

Ante el señalamiento público, Pérez Larrarte acudió en aquel año al mismísimo autor del degradado mural, Régulo Pérez, para confirmar este que su obra habría sido elaborada con las mismas técnicas y materiales que se emplearon en las piezas con su firma que adornan la avenida Panteón en Caracas, y que forma parte de una serie de obras encargadas por el ministro Farruco Sesto. El artista, en respuesta, coincidía en señalar técnicas y materiales como factores del deterioro y aseguró al cronista que en su momento la alcaldía le pagó el trabajo, y él contrató a esa empresa para hacer el mural y garantizar su perdurabilidad. “Mas no fue así”. Y, como se trataba de su obra, él “demandaría a la empresa”. Concluía Régulo Pérez reivindicando al cronista de Barinas y al exalcalde Reyes: “Estoy asombrado, le diría a Pérez Larrarte, de que traten de empañar los nombres de estos dos barineses, involucrándolos en algo que nada tienen que ver; yo asumo la responsabilidad del deterioro del mural”.

A cuatro años de aquella aclaratoria, IAM Venezuela intentó comunicarse con el pintor para conocer qué pasó con la anunciada demanda o las acciones emprendidas por él. Las llamadas hasta ahora han sido infructuosas. Y a juzgar por el actual estado de su obra, no logró gran cosa.

Sí fuimos atendidos por Edgar Pérez, jefe del Departamento de Cultura de la Alcaldía de Barinas, quien manifestó estar “preocupado por el deterioro progresivo del mural. Las intenciones de la municipalidad es rehabilitarlo o construirlo de nuevo; en la actualidad esta intervención es muy onerosa, pero vamos a tratar de conseguir los recursos”.

Banco de indolencia en la Plaza Luis Razetti. Foto Marinela Araque Rivero.

También tendrán que hacerlo con la plaza Luis Razetti. Este espacio, construido en 1952, presenta desgaste en el pavimento, bancos de madera con rayones de lapiceros y marcadores, postes de iluminación sin lámparas y desprendimiento de baldosas del pedestal de la estatua de Alberto Arvelo Torrealba, incorporada a la plaza desde 2012. Ya los lugareños ni siquiera la llaman por su nombre; por el mural, que se desvanece, le dicen la “plaza de los poetas”.

La sabiduría popular tiene sus maneras de reclamar las cosas»¦

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