Desde 2007 el busto de José Antonio Páez, repudiado por el extinto presidente Hugo Chávez, exhibe los restos de pintura azul con la que fue agredido. El Centauro del Llano luce arrinconado en su mal cuidada plaza y recientes garabatos rojos atizan la afrenta.
Marinela Araque Rivero. 31/5/2017.
El 18 de agosto de 1925 el general Ismael Arellano N. presidente del estado Zamora, decretó la construcción de una plaza en homenaje a José Antonio Páez en donde estaba la casa que el prócer compartía con su esposa, doña Dominga Ortiz de Páez. La obra, denominada Plaza Páez, antiguamente conocida como parque Páez, era presidida por un busto central en honor al héroe de Las Queseras del Medio. Arellano alegaba el deber del Gobierno de honrar la memoria de “aquellos que contribuyeron con sus esfuerzos y constancia a fundar la República libre y soberana, con exclusión de toda dominación extranjera”.
El gesto no le hacía mucha gracia al presidente Hugo Chávez Frías (1999 – 2013), en cuyo constructo ideológico el controvertido Ezequiel Zamora era digno de la veneración popular, y Páez del repudio: “No hay corrupto del tamaño de José Antonio Páez y lo tenemos aquí en el Panteón, la oligarquía lo trajo aquí al Panteón claro y lo sembró aquí, no debería estar aquí desde mi punto de vista, el traidor José Antonio Páez”, llegó a repetir el 17 de diciembre de 2006 en el panteón, en medio de un acto solemne por la muerte del Libertador. La persistente y filosa arenga del carismático y todopoderoso líder, en la cual el prócer llanero era un “traidor” y “corrupto” pronto hizo eco en su multitudinaria feligresía.
Y 82 años después de aquel enaltecimiento a quien con su histórico grito “¡Vuelvan caras!” venció a más de 1000 jinetes españoles con apenas 153 lanceros patriotas, llegó la afrenta predecible: en una ominosa madrugada de 2007 el busto del general Páez, esculpido por el escultor italiano Emilio Gariboldi, era escarnecido con pintura azul.

Quizá ha sido ese el agravio más vistoso a un monumento de Páez operado en el país, pero no el más drástico y continuado. Entre los años 2002 y 2003, durante la gestión edilicia de Julio César Reyes, el busto del general José Antonio Páez fue arrinconado en la misma plaza que en 1925 construyeran en su nombre: el nuevo diseño planteado por las autoridades determinó que su escultura fuera ubicada al fondo de la misma, en una esquina, bien lejos, como una presencia incómoda de la que no se puede deshacer sin desatar el escándalo.
Más de una ceja se levantó entonces. En palabras de algunos vecinos y barineses reconocidos, el busto del “Ilustre Prócer de la Independencia Suramericana”, título que el Gobierno de Venezuela le otorgara a Páez el 3 de julio de 1867, fue castigado y menospreciado al colocársele en un rincón del espacio público construido en su honor y, con este acto, pisoteada la memoria del héroe.
Para los más pragmáticos, esto contradecía llanamente el decreto de creación de esta obra urbana, que planteaba que la figura de Páez representada en el busto se exhibiera en el centro de la misma. En esta rehabilitación le fue cambiado también su mobiliario, las caminerías y la cerca.
Ni lucecitas de Navidad
El busto del prócer defenestrado no tenía para el momento de la intervención municipal de 2002 – 2003 ni siquiera su placa conmemorativa, que nadie se molestó en buscar tras su desaparición, y menos en restaurar. En cambio siguió la andanada de Chávez contra su paisano de épicas batallas, improperios materializados en la viscosa agresión perpetrada por quienes quisieron congraciarse con el extinto líder.
No solo fue este acto de fanáticos o aquella eventual intervención municipal donde se arrinconara el símbolo de José Antonio Páez. El ostracismo aplicado al héroe parece ser una consistente política oficial que se consuma en Barinas en una plaza Páez descuidada, con sus luminarias dañadas, pisos rotos y arenas desnudas. Y hasta en detalles tan aparentemente triviales como los adornitos navideños, según se infiere de la carta imaginaria titulada Carta de Páez a Chávez que publicara el Tcnel. (GN) Jesús González Cazorla en abril de 2008: “»¦ Mira cámara («¦) tus vándalos seguidores («¦) dañaron el busto y pintaron mi cara de azul («¦). También quitaron las luces navideñas que habían sido colocadas en la plaza, dejando a los vecinos del sector sin Navidad por tus ridiculeces. Fue la única plaza en la ciudad que no se adornó y lo más ridículo es que ahora van a cambiarle el nombre a todo lo que te recuerde a mí, cuando la historia de Barinas es mi historia»¦”.
Ningún funcionario municipal o representante de la dirección de patrimonio cultural se dio por enterado de aquel hecho vandálico contra la escultura. Solo dos conocedores del valor de la historia y de sus hombres, como el historiador y cronista de Araure, Wilfredo Bolívar; y el cronista de la ciudad de Barinas, Alberto Pérez Larrarte, se apersonaron a la plaza casi que por misericordia para limpiar como podían la pintura que injuriaba la obra.
Fue ese el único gesto de desagravio que experimentó Páez en su plaza de Barinas. Desde aquel día en que fue vandalizado, al arrinconado busto no se le ha hecho restauración alguna, ni siquiera una limpieza. Hoy todavía se observan los restos de pintura azul que no pudieron quitar aquellos dos samaritanos del patrimonio cultural.

Y ahora con un muy reciente agravante: el busto presenta en su parte posterior trazos de marcadores indelebles, y sobre la banda presidencial estamparon ocho garabatos en color rojo que simulan círculos, gruesa manera de machacarle al llamado Centauro del Llano la modificación de la bandera nacional impuesta en 2006 por el hombre que tanto lo injurió. El presidente Hugo Chávez murió en 2013. Pero no cesan los manotazos del desprecio contra José Antonio Páez.
El legado, le dicen.
Fuentes Consultadas:
Araque Rivero, Marinela. Una plaza en Barinas para José Antonio Páez. En Pinceladas de mi tierra / De Frente. Barinas, 16 de noviembre de 2014, p. 21.
Cazorla, Jesús González. Carta de Páez a Chávez. En Cablepelado.blogpost.com, 26 de abril de 2008, https://goo.gl/ZcKSbc. Consultado el 25 de mayo 2017.
Tovar Herrera, Yusbely Carolina. A la memoria del Centauro de los Llanos: La plaza Páez. En Revista Haciendo Memoria Nº 11. Enero-junio, 2016. p. 60.
Catálogo de identificación y prediagnóstico de bienes inmuebles de valor patrimonial. Parroquia Barinas. Estado Barinas. 2003. p. 127.
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