Plaza José Félix Ribas, un oasis devastado

Hace años la plaza José Félix Ribas era enclave de sombra, acogida y encuentro. Hoy retrata al país: espacio devastado y maloliente que aleja a los ciudadanos. Y no honra a la juventud.

Marinela Araque Rivero 15/6/2017.

Si algún cronista quisiera contar la historia reciente de Venezuela podría acercarse a la plaza José Félix Ribas de Barinas para registrar cómo se pasa en poco tiempo del esplendor al abismo. Ese espacio, que hoy le hace honor al “General de la Juventud”, como se le llama al prócer, fue en sus mejores años un “agradable oasis vegetal”, propiciador de la tertulia y el encuentro, enclave de ciudadanía, regazo de sombra y frescor. En sus bancos solía sentarse el futuro bajo el cielo interminable de los llanos, cuando la institucionalidad –que la había- velaba porque esa obra urbanística le sumara ornato a la ciudad y disfrute a los barineses.

Monumento a José Félix Ribas. Estado Barinas
El monumento a José Félix Ribas con la fuente de fondo, en sus mejores momentos. Foto Instituto del Patrimonio Cultural, 2006.

El hipotético cronista se toparía con la señora Maribel Berríos, vecina de la población de Barrancas que esperaba por su esposo sentada en un banco de este sitio de esparcimiento urbano: “La plaza antes tenía un mejor aspecto cuando estaba el alcalde Julio César Reyes (2000—2004 y 2004—2008), quien le hizo unas mejoras hace años. Pero desde que llegó el alcalde (José Luis) Machín pareciera que le ha caído una pava. Está fea, no tiene grama, pero sí mucha basura. ¿No ha visto la fuente? Tan bonita y tan asquerosa que está. También hay muchos malhechores merodeando en el lugar”.

Algunos pasos después el cronista advertirá que el afán de hacer bien las cosas se estrella en Venezuela con esa ausencia de Estado que se patenta en la impunidad de los malhechores, pero también en el basural de una plaza: “Nosotros barremos la plaza todos los días -defiende una cuadrilla de obreros de la alcaldía- pero no recogemos la basura porque no nos dan las bolsas. Dígame usted, ni podemos desocupar las papeleras por lo mismo. Amontonamos la basura y la dejamos ahí, en el lugar”.

Seguidamente, sin pretenderlo, los obreros le pintan su precariedad socioeconómica y de buena parte de la población, así como la falta de civismo: “Sabemos que muchos se molestan porque dejamos la basura en la plaza, ¿pero qué vamos a hacer nosotros? No podemos comprar las bolsas con nuestro dinero; ¡si solo somos semaneros!, ganamos una miseria que no alcanza ni para comer. Para empeorar las cosas, la gente no tiene conciencia y tira los desperdicios donde quiera, ¿quién puede con eso?”.

Efectivamente observa que la basura se desborda, que la grama seca domina en el nuevo paisaje del inmueble, que el monumento a José Félix Ribas está vandalizado y rodeado por nauseabundas aguas llenas de moho, que desaparecieron las flores y las plantas de las que se ufanó quien alguna vez calificara la plaza José Félix Ribas como un “oasis vegetal”, que sus bancos están desteñidos y su alumbrado en precario estado por robos, pese a la eventual reposición que hace la municipalidad de las luminarias.

Ni las iguanas se salvan

Jesús Francis, con 40 años trabajando en la plaza: «nunca había estado tan desatendida». Foto M. Araque, 2017.

Jesús Francis, quien desde sus 9 años de edad labora en la plaza -primero como limpiabotas y ahora como zapatero-, confirma con veteranía de baquiano la sostenida depauperación de este espacio: “En los últimos años la plaza ha estado de mal en peor. Yo nunca la había visto tan desatendida. Creo que nosotros, los zapateros y limpiabotas, somos los únicos dolientes de la plaza. Yo, por ejemplo, tengo cuarenta años trabajando aquí en este mismo lugar donde usted me ve. Conozco todo lo de la plaza. La he visto florecer y también decaer como ahora. A mí me da vergüenza que la vean en estas condiciones. Aquí viene mucha gente de afuera. Mire, nosotros los que estamos aquí, somos los únicos con permiso para trabajar dentro de la plaza. Gracias a Julio César Reyes quien nos construyó estas sillas para laborar como Dios manda. Años después el alcalde Abundio Sánchez les puso el techo para refugiarnos del sol y la lluvia”.

Tras tomar aliento, Francis coincide con Berríos: “El alcalde Machín abandonó la plaza. Vea cómo está la fuente con basura, y el mal olor que sale de ella es insoportable. Aquí trabajamos seis personas; a veces es difícil, no hay vigilancia permanente. Hacemos un llamado a los responsables para que se aboquen a limpiar la plaza, aprovechen las lluvias y siembren grama. Mire, hasta las iguanas han desaparecido porque la gente las ataca mucho. Nosotros somos defensores de esos animales. Ayer mismito me peleé con un señor que apenas vio una iguana y quiso arremeter contra ella”.

Wilmer González, maestro jubilado y visitante asiduo de este activo patrimonial, se suma al inventario de la negligencia: “No hay razones para que esta plaza en honor a los estudiantes y al héroe de la juventud se encuentre en esta situación de abandono. Esa grama maltrecha, la fuente dañada y con el agua estancada que parece un criadero de dengue es una muestra de que en Barinas los gobernantes no quieren a la ciudad; ni chavistas, ni opositores, nadie de esos sinvergüenzas quiere a Barinas”.

En su recorrido en solitario, el cronista que imaginamos se va convencido de que a la plaza la fueron acorralando las sombras de la ineptitud y también de la indiferencia de muchos lugareños que no terminan de defender los espacios que les pertenecen. Y una nota mental irrumpe cuando, ya de ida, se topa con la fuente “asquerosa” de la que le hablaran todos: las autoridades gubernativas, tan ocupadas en disquisiciones ideológicas, no han honrado el mandato de ser sencillamente los “conserjes” de la ciudad. Perdieron la brújula política y sin ella la plaza, el país, se les fue de las manos.

El ocaso de un bien cultural

Construida en 1945 en lo que fue el primer campo de béisbol de la ciudad, la plaza desde sus orígenes ha sido una obra emblemática para los barineses. Desde aquel momento, este espacio urbano se convirtió en escenario de múltiples actividades entre las que se rememoran los festejos de la Cruz de Mayo y en honor a Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, al lado de la antigua acequia, hoy embaulada como avenida Cruz Paredes.

Funcionó como terminal de pasajeros para quienes viajaban a la capital de la república y de aquellos que visitaban la ciudad o iban al interior de la entidad llanera. Hoy sirve como parada del transporte público, de líneas de mototaxis y de taxis. Últimamente ha sido punto de referencia para marchas del oficialismo y de la oposición, pero ni la presencia multitudinaria ha servido para rescatarla del abandono en que se encuentra.

Vieja plaza José Félix Ribas, Barinas.
La vieja plaza José Félix Ribas, fue declarada «bien de interés cultural» por el IPC. foto Ramon Contreras.

Fue declarada Bien de interés cultural por el Instituto de Patrimonio Cultural según providencia administrativa Nº 012/05 (30 de junio de 2005), en la categoría Lo construido, porque sigue siendo testigo de significativos hechos políticos, culturales y sociales de la vida de los barineses

Pese a su decadencia, IAM Venezuela pudo observar que la plaza José Félix Ribas es rescatable con un mínimo de voluntad política, pues el espacio aún late con el corazón de jóvenes, ancianos y niños que cada día se dan cita en ella para jugar ajedrez, leer el periódico o conversar con amigos. No solo la animan durante el día los habitantes de la ciudad, sino buen número de visitantes que llegan de los municipios foráneos para descansar bajo su sombra mientras esperan que los comercios abran las puertas. 

Ciudadanos en la plaza José Fëlix Ribas de Barinas.
Pese al descuido, jóvenes, viejos y niños animan durante el día la plaza José Félix Ribas con su presencia. Foto Marinela Araque, junio 2017.

“Tras ser elegidos, dejan de ser ciudadanos”

En los últimos años el abandono de los espacios públicos de Barinas es vox populi. Actualmente no existen políticas de desarrollo urbano ni gestos que hablen de unas autoridades comprometidas con la urbe. Y se van amontonando las quejas de los barineses ante su ciudad abarrotada de plazas, parques, calles, avenidas, bulevares, teatros, museos y bibliotecas desmantelados y desasistidos. Ni la Secretaría de Cultura del municipio, ni el Instituto de Cultura del estado Barinas, velan por ellos. La incertidumbre políticosocial que agobia el país y la parálisis institucional se pueden tocar, oler y padecer en los desvencijados activos culturales de la capital llanera. En ellos también.

María del Pilar Mendoza, comerciante informal de los alrededores de la plaza José Félix Ribas, suma una reprimenda más al monumental descontento ciudadano: “A la plaza no se le volvió a invertir. Las autoridades nunca caminan por estos lugares. Después de ser elegidos dejan de ser ciudadanos. Gobiernan desde cuatro paredes. Porque no me vengan a decir a mí que no van a saber ellos en las condiciones que está la plaza. Esta es la más visitada de Barinas, véala usted misma y mire como está”.

Seguidamente exhorta al burgomaestre: “Usted debe visitar la plaza, no se confíe en sus trabajadores. Invierta en la plaza, esto es una prioridad porque ella es patrimonio cultural de los barineses”. Y no se olvida María del Pilar de las lecciones básicas de Formación moral y cívica que se daban en antaño: “los maestros y profesores deben orientar a los estudiantes, pues ellos también se dan a la tarea de rayar la escultura de Ribas con frasecitas de amor, no la respetan”.

Como suscribiendo aquel montón de quejas y lo dicho puntualmente por Maribel, Francis, Wilmer, María del Pilar y hasta por nuestro cronista imaginario, el nuevo gobernador de Barinas, Argenis Chávez, señaló alguna vez que había que cambiarle el rostro a la ciudad capital y aseguró estar buscando los apoyos y recursos necesarios con el plan de Embellecimiento de Barinas, “porque a uno le duele recorrer las calles de la ciudad de Barinas y las ve sucias, las avenidas llenas de monte, las plazas y los parques sin alumbrado público. Esta situación la vamos a cambiar.” Hasta prometió “reactivar las tradicionales retretas en las plazas, para rescatar a la Barinas musical”.

Que no sean palabras vanas. Es hora de que los políticos retomen la brújula del país. Venezuela entera clama porque la música de la retreta silencie ya el ruido pavoroso de las balas.

Fuentes consultadas

Cuadrilla de la Alcaldía del municipio Barinas. Entrevista realizada en Barinas el 13 de junio 2017.

González, Wilmer. Entrevista realizada en Barinas el 12 de junio 2017.

Berríos, Maribel. Entrevista realizada en Barinas el 12 de junio 2017.

Francis, Jesús. Entrevista realizada en Barinas el 13 de junio 2017.

Mendoza, María del Pilar. Entrevista realizada en Barinas el 13 de junio 2017.

Las retretas volverán a rescatar a la Barinas musical. Prensa Gobernación de Barinas. En Diario La Prensa, Barinas 12 de junio 2017. Regional. p. 5.

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