Desde 1991 se planteó la restauración de las Galería del Paseo del Orinoco con miras a su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. A la fecha, ni lo uno ni lo otro.
Américo Fernández (*) 5/9/2017.
Hace 26 años se planteó la restauración del Paseo Orinoco, en Ciudad Bolívar, con el anhelo de elevar esa joya arquitectónica antillana que se extiende por 1,5 kilómetros en la ribera del río padre de Venezuela a la jerarquía de Patrimonio de la Humanidad. Se cubrirían con ello los criterios que exige la UNESCO para el ingreso de ese sitio de la capital del estado Bolívar a la realeza patrimonial del mundo. A la fecha, ni lo uno ni lo otro. Al contrario, el casco histórico de la ciudad ha ido cuesta abajo por la senda del deterioro, incluyendo demoliciones de inmuebles centenarios, como el caso de la icónica Casa Blohm.

El proceso de recuperación de las Galerías del Paseo Orinoco fue planteado en 1991 con aportes importantes del Gobierno de España. Comenzó, según informó la arquitecta Asiria Silva, extitular de la Oficina Técnica del Centro Histórico, por la llamada Manzana 25, a un costo de Bs. 3 261 237,46. Pero de allí en adelante ha sido todo un problema, particularmente con el corredor vial que se propuso para evitar el congestionamiento vehicular y despejar el paisaje. Entonces hubo oposición de la Cámara de Comercio, y con los mismos dueños de establecimientos ha habido inconvenientes para la recuperación y restauración de esas joyas arquitectónicas de estilo antillano que son las galerías porticadas.
La Casa Casalta fue adquirida por el Estado y restaurada en su momento, pero las siguientes ha sido imposible recuperarlas porque muchos de los comerciantes están totalmente desarraigados de la ciudad y nada o poco entienden de estos valores de la historia, el arte y la memoria que se quiere rescatar.
Desde este corredor del centro de Ciudad Bolívar se pueden contemplar el Puente Angostura, la Isla del Degredo, la Piedra del Medio y esa caudalosa criatura viva que es el río Orinoco en su tramo más angosto, de allí que la ciudad originalmente se llamara Angostura, a cuyas riberas se levantaron en el siglo XVIII las significativas edificaciones gubernativas y comerciales que trazaron la historia y la identidad bolivarense.


Gestiones ante la UNESCO
Formalmente la gestión ante la UNESCO para que el lugar “Ciudad Bolívar en la angostura del Orinoco” fuese ingresado a la lista del Patrimonio de la Humanidad se inició en 2003, cuando se incorporó a la Lista Indicativa del Patrimonio Mundial, pero a pesar de los adelantos de la comisión designada para la postulación no se concretó la revisión y corrección del expediente de acuerdo a los criterios del organismo multilateral.
El espacio postulado ante UNESCO como Ciudad Bolívar en la angostura del Río Orinoco parte de los emplazamientos urbanos y bienes culturales ubicados en ambas orillas del río Orinoco entre el municipio Heres del estado Bolívar norte) y el municipio Independencia del estado Anzoátegui (en su extremo sur).

Las Galerías del Paseo Orinoco están integradas por formidables inmuebles de dos plantas con balcones corridos en la parte alta, sostenidos por columnas de hierro de diferentes estilos importadas de Europa y que constituyen las galerías que sirven de protección contra el sol a los viandantes y clientes de comercios instalados en la parte baja. En la parte alta suelen vivir dueños y administradores de los establecimientos comerciales.
A lo largo y frente a las galería transcurre el Paseo Orinoco trasformado para elevar la cota de protección de la ciudad contra las periódicas crecidas del río e inaugurado como tal en 1967 junto con el puente Angostura. Consta de ocho secciones y dos vías de circulación divididas por una isla de 1500 metros con árboles corpulentos, acera, pasarela a la margen del río, jardines, puesto de descanso, varios bustos de próceres civiles, y zonas de estacionamiento. En 1975 fue prolongado por la parte oriental, desde la Capitanía de Puerto hasta la urbanización Los Coquitos, aislando las dos inmensas lagunas del Medio y Los Francos que deben ser rescatadas para llevar adelante el proyectado Acuario del Orinoco.
Las Galería, de estilo antillano, seguramente por la relación fluida de Ciudad Bolívar con las islas de las Antillas, comenzaron a formarse desde comienzos de la República, pues de ella dan cuenta los legionarios ingleses que participaron en la guerra de independencia como es deducible de este pasaje del libro de Eric Lambert “Voluntarios británicos e irlandeses en la gesta bolivariana”: “Más allá del río estaban la Aduana y la Alameda, paseo que tomaba su nombre de lagunas, hermosos álamos viejos, y unas cuantas mansiones propiedad de acaudalados funcionarios y comerciantes, que pronto fueron ocupadas por el Almirante y el Jefe de Estado Mayor. El Gobernador patriota se instaló en el Palacio Episcopal y Bolívar se mudó a la Casa de Gobierno. Bordeando la calle mayor había algunas casas de piedra, unas tiendas y una taberna con billar y mesas de juego, donde la cerveza oscura tenía fama de excelente («¦). En el extremo oeste de la ciudad estaban las casas de los pobres, hechas casi todas de bahareque”.
También el explorador Francisco Michelena y Rojas, al detenerse en misión oficial (1887) en Ciudad Bolívar, escribe: “Pocas ciudades en el mundo, muy pocas, están tan bien situadas, á orillas de un gran rio, en su misma orilla, sin que sobresalten temores de inundación y que puedan embarcarse á bordo de un navío sin más que atravesar los 20 pasos de calle que lo separan que; tampoco habrán muy pocas calles, en un clima cálido como el de Angostura, en donde sus habitantes se paseen o hagan sus transacciones comerciales debajo de galerías espaciosas, cómodas y elegantes; y si se quisiese más fresco, los copados árboles de la Alameda satisfarían ampliamente. En lo general, la ciudad es bonita, aseada, bien empedradas y enladrilladas. Hay muy buenas casas y algunas mejores que en la capital de la República.”
Carl Geldner en sus Anotaciones de un viaje por Venezuela dice lo siguiente al detenerse en Ciudad Bolívar, en julio de 1867: “El comercio de Angostura se lleva a cabo en la fila de casas que dan su frente al Orinoco. Ya que aquí impera el poder del comercio, tales casas se han equipado con el lujo correspondiente. Casi todas esas casas poseen un balcón o una baranda que ocupa todo el ancho y reposan sobre columnas. Estas barandas pueden ser cerradas mediante celosías, lo cual presta a la casa, con su techo plano, un aspecto exótico pero no ofensivo a la vista. («¦)
Debajo de los pasillos enmarcados por las columnas había mucha vida. Una sociedad muy abigarrada de damas vestidas con mucho colorido y de sangre mezclada de la mayor variedad, había escogido el lugar para su ubicación y allí vendían frutas cosechadas en el país o arepas, tortillas de coco y otras especialidades muy populares aquí, pero cuyo aspecto no parecía tan apetitoso y que encontraban clientes entre los trabajadores del río”.
Son muchas las loas recibidas por el emblemático lugar, sin embargo, ni las de aquellos nombres prominentes, ni las solicitudes de recuperación de las actuales fuerzas vivas de la ciudad han logrado reactivar una recuperación que demora ya más de 20 años, y que aleja la jerarquía de Patrimonio Mundial que desde hace rato merece el casco histórico de Ciudad Bolívar.
(*) Cronista oficial de Ciudad Bolívar.
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