“Cada sociedad tiene el paisaje que se merece”

Carla Urbina, arquitecta, paisajista y docente universitaria resalta las lecciones que nos da el paisaje desde el seminario «Emprender a través del patrimonio cultural: Jardín Botánico de Maracaibo».

Seminario Emprender en patrimonio cultural: Jardín Botánico de Maracaibo.
Participantes del seminario Emprender en patrimonio cultural: Jardín Botánico de Maracaibo, donde Urbina ventiló el concepto del paisaje como reflejo de la sociedad. Foto archivo IAM Venezuela, marzo de 2017.

“El jardín botánico como reflejo de la sociedad”, el jardín como “ventana de futuro”, el jardín como “hecho patrimonial para la ciudad y sus habitantes”, el jardín como anhelo e inspiración vital, ese es el jardín en el que cree la arquitecta Carla Urbina. Con tales convicciones ella y su colega María Villalobos lograron lo impensable: rehabilitar el desdeñado –e incomprendido- Jardín Botánico de Maracaibo, JBM, obra que dos nombres inmensos como el científico Leandro Aristeguieta y el arquitecto paisajista Roberto Burle Marx entregaron en 1983 a la capital del estado Zulia, en el extremo occidental de Venezuela.

La proeza les valió el premio de la Bienal de Arquitectura de Venezuela 2017, integrar la junta directiva del jardín de sus afanes, pero sobre todo las enriqueció de saberes y experiencias que comparten ante diversos auditorios, como el que se conformó en el mismo jardín a instancias del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, MACZUL, IAM Venezuela y Arts Connection. Fueron 40 participantes, entre estudiantes, docentes e interesados en el tema patrimonial quienes cursaron gratuitamente el seminario Emprender a través del patrimonio cultural: Jardín Botánico de Maracaibo en el que Urbina disertó sobre el paisaje como cuerpo vivo, cantera de emprendimiento y patrimonio colectivo.

Seminario Emprender en patrimonio cultural: Jardín Botánico de Maracaibo.
La arquitecta Carla Urbina en su ponencia Paisajes urbanos botánicos en Maracaibo como escuelas vivas: lecciones del Jardín Botánico de Maracaibo. Foto archivo IAM Venezuela, marzo 2017.

Su ponencia, titulada Lecciones sobre el paisaje como patrimonio cultural 2009 – 2016, se desprende de la obra Paisajes urbanos botánicos en Maracaibo como escuelas vivas: lecciones desde el Jardín Botánico de Maracaibo que armó con Villalobos para reavivar el extenso organismo vegetal, activo patrimonial zuliano.

Urbina, profesional destacada como docente en la Universidad del Zulia y la Universidad Rafael Urdaneta, con estudios de diseño urbano, paisajismo y recuperación de paisajes culturales, parques y jardines históricos ha participado también en otros proyectos de habilitación en áreas con desastres naturales. Con tal bagaje empezó por aclarar algunas definiciones clave sobre las acciones a realizar en un bien patrimonial antes de envolver al privilegiado auditorio en el cómo se recupera el vínculo de la ciudad con el jardín al que se le había dado la espalda.

El patrimonio cultural tiene alma

La apropiación del JBM por las nuevas generaciones asegura su trascendencia. Foto Diariorepublica

Para la arquitecta el concepto de patrimonio cultural “es subjetivo y dinámico, no depende de los objetos o bienes sino de los valores que la sociedad en general le atribuyen en cada momento de la historia, quien determina qué bienes son los que hay que proteger y conservar para la posteridad”, también definió al paisaje cultural “a través de la unión de la estructura ecológica y cultural”; expresó como este es un reflejo de la sociedad “porque cada sociedad tiene el paisaje que se merece”. Por ello su valoración puede ser enfocada desde diferentes puntos de vista: patrimonial, histórico, artístico o estético, cultural y funcional o su valor de uso y novedad. Esta valoración busca preservar los bienes heredados de todas las épocas y no solo aquellos con valor histórico, “que a veces se reconocen cuando ya es demasiado tarde”.

A partir del concepto de paisaje cultural, la arquitecta se refirió al paisaje como lugar de proyección: “se trata de verlo como lugar de sucesión de pasos, de huellas” y citando a Carmen Añón consideró que “El tiempo es un elemento sagrado, tanto por su historia como para el proceso creador”; por tanto, dentro de esas múltiples huellas que deja el paso del hombre en el paisaje se hace necesario valorar sus aportes, estudiar lo estético y lo histórico y por sobre todo ser fieles al “alma” y origen del lugar.

La conferencista diferenció distintos tipos de paisajes: el escénico o territorial, el productivo, el ecológico o medio ambiental y el social o de identidad. Consideró que el valor del paisaje no debe ser definido por el mero valor del aporte estético: “el hombre no solo lo contempla, el hombre actúa en él y su valor dependerá de las posibilidades reales y las experimentadas para vivir, ser libre, establecer relaciones sensatas entre los hombres y entre ellos con el paisaje”.

El tiempo modela el concepto de conservación patrimonial

Respecto a la intervención y protección de paisajes y jardines históricos a lo largo de la historia, la arquitecta explicó que había cambiado su significado según cada momento histórico. En el siglo XIX la consideración del patrimonio estaba enmarcada en lo monumental y artístico, mientras que en el siglo XX su valor se amplía y abarcaba a todo el espectro cultural. Esta nueva concepción activa una serie de investigaciones y eventos que dan lugar a una vasta producción de documentos relativos a la conservación del patrimonio, entre los que se encuentran: Defensa de manifestaciones culturales, Carta de Atenas (1931), Convenio de la Haya (1954), Comisión Franceschini (años 60), Recomendaciones sobre la Salvaguarda de la Cultura Tradicional Popular (1989), Recomendaciones sobre la Protección del Patrimonio del siglo XX (1991), Convenio Europeo del Paisaje (2000), Convenciones sobre Patrimonio Cultural Subacuático (2001), Salvaguarda del Patrimonio Inmaterial (2003). El desarrollo de estos documentos culminaron en el establecimiento de los diferentes tipos de actuación sobre el patrimonio en espacios culturales o en paisajes: recuperación, restauración, recreación, readaptación, creación, rehabilitación.

Paisaje, ciencia y recreación. Urbina arribó al objeto principal de su exposición al preguntarse ¿qué es un jardín botánico? Para construir este concepto apeló a varias fuentes -el BGCI, la WWF y la UICN (1996)- definiéndolo como “aquella institución que tiene colecciones de plantas, mantenidas y ordenadas científicamente, por lo general documentadas y etiquetadas, abierto al público con propósitos recreativos, culturales, educativos y de investigación”.

A partir de esta definición precisó cronológicamente las diferentes etapas de la evolución del JBM:

1973 – 1983. Recepción de terrenos, donados por las filiales petroleras Maraven y Shell a la Fundación JBM. Búsqueda de recursos, proyecto, ejecución e inauguración. Al contar con los recursos otorgados por diferentes ministerios, se inicia el proyecto del jardín. En esta parte Urbina cuenta cómo se incorporan los nuevos aliados al convertir el espacio en Jardín – Escuela, siendo la única Escuela de Horticultura que había en el momento, cuyo director fue el biólogo Leandro Aristeguieta (1923 – 2012); en ella se formó la única cohorte de horticultores del país. Sus alumnos, durante el período de formación -de 2 o 3 años– integraron las expediciones y participaron en las plantaciones y ejecución de los proyectos que se desarrollaron; a la par, la oficina de Roberto Burle Marx, generaba los diseños y productos para ejecución del jardín, siempre de la mano y bajo la dirección científica y botánica de Aristeguieta.

1983 – 1987. Periodo de apertura al público

1987 – 2009. Cierre técnico. Continuidad de labores, con la importante labor del arquitecto Tubal Faría. Se inician campañas de divulgación en busca de su reapertura. Haciendo una evaluación del deterioro causado por el cierre, el corte definitivo de recursos y el consecuente declive institucional, pérdida de parte de los aliados, de quienes laboraban allí y muchas otras. El JBM fue desvalijado, sin servicios de agua, ni electricidad, robada la infraestructura y destruidas las instalaciones recreativas.

2009 – 2011. Investigación, visión y criterios. Plan de rehabilitación (Villalobos – Urbina).

2011 – 2013. Reestructuración de la junta directiva, activación de la rehabilitación y reapertura del jardín.

La rehabilitación de un jardín único en el mundo

Luego de este importante recuento, la arquitecta se enfocó en su experiencia en la rehabilitación del Jardín Botánico de Maracaibo, comenzando por definir sus aspectos más resaltantes como ser un lugar para la conservación del Bosque Seco Tropical, su extensión en un área de 108 has., su inauguración en 1983 como Jardín Escuela con la única Escuela de Horticultura de Latinoamérica, la existencia del cuadro filogenético al aire libre más grande del mundo y ser el único jardín botánico diseñado por el renombrado arquitecto paisajista brasileño Roberto Burle Marx (São Paulo, 4 de agosto de 1909 — Río de Janeiro, 4 de junio de 1994), entre cuyas obras destaca también el formidable Parque del Este de Caracas.

Seminario Emprender en patrimonio cultural: Jardín Botánico de Maracaibo.
Resumen gráfico del plan de rehabilitación del Jardín Botánico de Maracaibo. Foto archivo IAM Venezuela.

La profesora Carla Urbina precisa que el Plan de Rehabilitación del JBM incluyó actividades sociales, académicas, investigación y ejecución, entre las que mencionó:

  • Contactos con miembros de la Fundación J.B.M. (Tubal Faría y Juan Morillo).
  • Expedición interna, revisión de archivos, entrevistas.
  • Preparación de la Propuesta del Plan de rehabilitación Integral del J.B.M. Presentación ante expertos en el Congreso Internacional de Paisajismo, IFLA, Río de Janeiro en septiembre de 2009 .
  • Otros encuentros con diversas temáticas fueron las reuniones con la Comisión de Ambiente de la Asamblea Nacional, con Pablo E. Colmenares y Juan Morillo; intervención de la alcaldía de San Francisco, en 2010, ante los cuales se hizo una explicación de los valores patrimoniales del JBM,  reunión técnica con Ciro Portillo y reuniones internas de análisis de estructura de gestión y presentación del aludido plan.

Posteriormente explicó detalladamente los criterios más importantes que pautaron la rehabilitación del JBM, entre ellos: 1. Indispensable belleza: referido a la restauración del patrimonio artístico – botánico. 2. Sinergias sistemáticas: esto es la rehabilitación de la infraestructura y servicios, y 3. Libertades alternas: que consistió en la reprogramación y relanzamiento institucionales. Asimismo mencionó varios premios recibidos por la presentación de este plan en distintos eventos.

Valiéndose del plano del jardín explicó las distintas “zonas de vidas” que posteriormente observarían los asistentes en el recorrido programado para la tanda de la tarde del seminario.

Educación, clave para conservar el JBM

Entre las más recientes actividades para materializar el Plan de Rehabilitación que Carla Urbina concibiera con su colega María Villalobos y que mereció el galardón de arquitectura más importante del país, están:

Integración de las ejecutoras del plan a la junta directiva (2011 – 2013).  La convocatoria fue realizada por François Galleti, director de la Fundación JBM.

Diseño de una nueva estructura colaborativa (2013 – 2016). Urbina menciona al respecto iniciativas como búsqueda de nuevos aliados y fondos mixtos, inicio del Plan de Rehabilitación, mantenimiento de áreas, evaluación y ajustes, reapertura al público, para lo cual se debía empezar con la promoción divulgación y expediciones internas.

Estructura prospectiva (2016 – 2021). Citando muchas y variadas acciones como: diseño especializado, compromiso de proyectos de detalle, captación de fondos internacionales y membresías, programación y reactivación de función científica. Y dentro de estos, otros no menos importantes como: sensibilización de actuación de rehabilitación sobre el patrimonio construido y el botánico, recuperación ambiental, que implicaba ahorro de energía, aprovechamiento de recursos. Atención y salvaguarda de especies en peligro, sostenibilidad académica, ecológica y económica, generación de espacios y actividades acordes con los requerimientos propios de un jardín botánico del siglo XXI, proyectos de rehabilitación de paisajes pendientes.

Recomendó seguir con la misma visión y criterios que pautaron el plan para desarrollar las nuevas fases y enfatizó en la necesidad de continuar la labor didáctica. Al final, Urbina dejó claro lo que NO era un jardín botánico: “no es un parque, rosal, vivero, reservorio de agua, finca, depósito de carteles, lugar de proselitismo o publicidad”.

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Para Carla Urbina el jardín botánico es patrimonio cultural y productivo del gentilicio. Foto archivo IAM Venezuela.

El Jardín Botánico de Maracaibo es mucho más que ese paisaje de verdes y lagunas en las afueras de la ciudad: “El jardín puede ser catalogado como patrimonio cultural, paisaje cultural diseñado, reconocido por su alto valor histórico, de actualidad, artístico, de identidad, ecológico, productivo”.

Un paisaje vivo que se integra y completa en el vínculo con la gente a la que sirve.

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Carla Urbina.

Un premio por el jardín. La arquitecta Carla Urbina es docente en la Universidad del Zulia y la Universidad Rafael Urdaneta, con estudios de diseño urbano, paisajismo y recuperación de paisajes culturales, parques y jardines históricos. Ha participado en proyectos de habilitación en áreas con desastres naturales y, gracias a su empeño y de su socia, la arquitecta María Villalobos, concibieron el proyecto de rehabilitación del Jardín Botánico de Maracaibo, integrando luego la fundación del jardín. Con su obra “Paisajes urbanos botánicos en Maracaibo como escuelas vivas: lecciones desde el Jardín Botánico de Maracaibo”, resultaron ganadoras de la Bienal de Arquitectura de Venezuela 2017.

El seminario Emprender a través del patrimonio cultural: Jardín Botánico de Maracaibo se realizó entre el 22 y 23 de marzo de 2017 en el Maczul y los predios del JBM a instancias del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, Maczul, IAM Venezuela y la fundación Arts Connection con el fin de empoderar a los participantes y sociedad de ese patrimonio cultural y natural de la capital del estado Zulia.

 Relatoría realizada por Grupo Cuatro Editores: Elisa Quijano, Maruja de Carruyo, Beatriz Suárez.

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