El seminario Emprender en patrimonio cultural: Jardín Botánico de Maracaibo incluyó un recorrido que maravilla por el baobab, la laguna de los lotos, el orquideario, el Castillito y hasta por la domesticación del feroz calor maracucho.

“Cada sociedad tiene el paisaje que se merece” les había dicho dos horas antes la arquitecta y paisajista Carla Urbina a los participantes del seminario Emprender a través del patrimonio cultural: Jardín Botánico de Maracaibo, organizado por el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, Maczul, IAM Venezuela y Arts Connection. Ella, coautora junto con su colega María Villalobos del plan de rehabilitación del Jardín Botánico de Maracaibo (JBM), y parte de la junta directiva de la fundación que lo regenta, también les había hablado del jardín como patrimonio cultural “subjetivo y dinámico”, que depende de los valores que le otorga la población a la que sirve, de las sensaciones que experimente cada cual en sus espacios, sus colores, sus aromas, sus secretos desvelados.
Fiel a esta premisa, no quedaba más que hacer el recorrido para conectar con ese cuerpo vivo que es el Jardín Botánico de Maracaibo Leandro Aristeguieta, situado en la capital del estado Zulia, al extremo occidental de Venezuela, para constatar la teoría, para vivir la experiencia y quizá fijarla en la memoria, recinto infranqueable del gentilicio.
El día 23 de marzo a las 2 p. m., tal como estaba programado dentro de las actividades del aludido seminario, la audiencia se trasladó desde la sede del Maczul hacia el JBM. La trayectoria duró aproximadamente una hora, que para algunos dio la sensación de “haber realizado un viaje”, ya que el jardín se encuentra hacia las afueras de la ciudad, en su límite sur, cercano al aeropuerto. Para la mayoría de los participantes era la primera vez que lo visitaban, algunos incluso desconocían su existencia.
En su programación, el recorrido se concibió con la finalidad de dar a los asistentes la oportunidad de apreciar y vivenciar las infinitas posibilidades que el jardín ofrecía, a la vez que descubrieran sus valores como espacio público en la ciudad. Su historia y el desarrollo de su rehabilitación, ya expuestos por la profesora Urbina en la mañana, dejaron claro el potencial que contenía este espacio además de sus requerimientos, pues el proceso de rehabilitación no estaba aún terminado; situación que brindaba grandes oportunidades para las propuestas de emprendimiento.

Bocanada verde. Al llegar al sitio, los asistentes estuvieron impresionados por la belleza natural que caracteriza al jardín, disfrutaron de la quietud que brinda como espacio alejado del tránsito vehicular y de poder, escuchar, oler, sentir y contemplar la naturaleza que allí se desarrolla. Reunido el grupo, la profesora Urbina, como especialista en el tema, se acompañó del ingeniero agrónomo Guillermo Storms para guiar el recorrido con explicaciones tanto descriptivas del proceso de rehabilitación como de las características de la botánica del lugar. También estuvieron presentes tres jóvenes quienes comenzaron como pasantes y han permanecido como colaboradores voluntarios; su ejemplo fue aprovechado por la profesora Beatriz Suárez para recalcar la falta de personal que adolece el jardín, pues solo cuenta con tres empleados para el trabajo en el campo y un conserje, y lo complacida que estuviera la fundación en recibir voluntarios, pues la falta de recursos económicos también es otro de los problemas que enfrenta la institución.
Se inició el recorrido por la zona donde se encuentran los árboles de corteza ornamental; en ella resalta el baobab, árbol de origen africano donado para el día de la inauguración del jardín (1983), además de otros como el sibucara, cabimas, guamacho. Seguidamente se pasó al área de picnic, donde se encuentran las bases para la siembra de plantas trepadoras que le darían ambientación a las mesas de juego de ajedrez. Enseguida, el grupo se encaminó hacia la laguna de los lotos, lugar de gran belleza natural, por lo que todos quisieron plasmarlo en fotografías y sus respectivos selfis.

De esta zona se dirigieron hacia el espacio correspondiente al Cuadro filogenético, es decir, el lugar donde se ubicaría toda la información técnica y científica relativa a cada una de las plantas del jardín, el registro de todas sus especies, el origen y desarrollo evolutivo de las mismas, la familia a la cual pertenece, etc.. En este recorrido, destaca el Orquideario, espacio creado por Burle Marx y uno de sus preferidos, compuesto por paneles verticales en los cuales se plantarían las orquídeas; estos fueron diseñados con mucho rigor por el renombrado arquitecto para que entre ellos se formaran túneles de viento que favorecieran su cultivo. El ambiente, aun incompleto, permite imaginar el colorido y perfumado paisaje que brindarán las diferentes especies de orquídeas, una vez plantadas en su sitio.

El recorrido continuó hacia el área denominada Crassuletum, por ubicarse allí las plantas crasas y cactus, conocida también como jardín xerófito; en ella se encuentran especies como la bromelia, espada de Bolívar, entre otras. Recorriendo un trayecto más largo, el grupo se trasladó por los llamados senderos, o espacios limpios de vegetación que permiten el desplazamiento hacia las distintas zonas del jardín y el disfrute de su naturaleza, ya que además de los árboles de gran altura, de sus atractivas y variadas características morfológicas, se disfruta de la presencia de la rica la fauna que esta concentración vegetal atrajo. Este recorrido culminó en la laguna del bosque húmedo tropical, lugar de singular belleza por la tamización de la luz entre las grandes ramas de sus árboles y por el reflejo de estos efectos lumínicos en sus aguas, experiencia visual y sensorial que también animó a los presentes a buscar la mejor toma fotográfica.
Finalizó el recorrido con la visita y el disfrute del Castillito, espacio para juego de niños -y de aquellos “no tan niños”-. El famoso Castillito se conforma por una especie de “muralla circular” que actúa como rampa; en su recorrido alcanza cada vez mayor altura y, si el vértigo lo permite, se puede caminar totalmente. Cada cierto tramo existen elementos como escaleras de tubo de concreto que permiten devolverse o descolgarse por sus “trampas verticales”, para quien pueda hacer halago de sus buenas condiciones físicas. Algunas partes de su recorrido pueden considerarse deporte “extremo” o peligroso, por lo que está restringido a ciertas edades. Toboganes, escaleras, columpios, sube y bajas, forman parte de la variedad de juegos que se integra a esta muralla y en su interior se encuentra un escenario al aire libre que emula los antiguos teatros griegos. Su exploración por parte de los asistentes se acompañó también del revivir antiguas experiencias infantiles y de aprovechar el mejor escenario para las fotografías de recuerdo.
Un “tesoro escondido”. Antes del regreso a la instalaciones del Maczul para continuar con el desarrollo del seminario que se prolongó por tres días, los organizadores del evento brindaron a los asistentes un refrigerio en el área del cafetín, tiempo que se aprovechó para el intercambio de las impresiones que había dejado la visita, la apreciación de los diferentes ejemplares que constituyen la flora del jardín y las características de cada una de las zonas de vida que allí existen. Los asistentes también pudieron constatar algunas evidencias de la destrucción de la que fue objeto esta obra, de importante valor patrimonial para la ciudad.

El encuentro con el Jardín Botánico de Maracaibo despertó en los participantes grandes y diferentes emociones; brindó la oportunidad para que experimentaran las distintas actividades que ofrece como sitio natural y a la vez científico, ya que animó en algunos la curiosidad por un mayor conocimiento de su botánica: los participantes curiosearon en los estanques de vegetación acuática, jugaron, corrieron, hasta se treparon en algunos árboles. Como muchos que lo visitan, manifestaron que el jardín “es como encontrar un tesoro escondido” en la ciudad.
El seminario Emprender a través del patrimonio cultural: Jardín Botánico de Maracaibo se realizó entre el 22 y 23 de marzo de 2017 en los predios del JBM a instancias del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, Maczul, IAM Venezuela y la fundación Arts Connection con el fin de empoderar a los participantes y sociedad de ese patrimonio cultural y natural de la capital del estado Zulia.
Relatoría realizada por Grupo Cuatro Editores: Elisa Quijano, Maruja de Carruyo, Beatriz Suárez.
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