Omar Vielma, presidente del Instituto del Patrimonio Cultural, IPC, ventiló su preocupación por el sostenido deterioro de ese bien patrimonial y Premio Nacional de Arquitectura, al tiempo que urgió por acciones para su preservación.
Nilda Silva Franco. 9/11/2017.
Desde que el Instituto del Patrimonio Cultural, IPC, registrara las torres de El Silencio en su Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2005 – 2007 había advertido ya del deterioro de la estructura: “La falta de mantenimiento y vigilancia han hecho que este importante conjunto arquitectónico se encuentre en muy mal estado”, por lo que instaba a la institución responsable de este bien, el Centro Simón Bolívar, a “tomar las medidas necesarias para conservarlo y salvaguardarlo”.

Diez años después el presidente de ese organismo, Omar Vielma, reitera la “urgencia” de “promover acciones de resguardo y conservación de un bien que fue declarado de interés patrimonial y que, además, es Premio Nacional de Arquitectura, dado el deterioro que ha venido sufriendo esta infraestructura a lo largo de los años”.
A juzgar por la persistente preocupación de Vielma, los recursos que percibió Venezuela por la venta de petróleo durante los últimos 17 años aparentemente no sirvieron para acatar el mandato del ente rector en relación al emblemático patrimonio caraqueño. Pese a que fueron ingentes, según precisa el economista Carlos Miguel Álvarez, de la consultora Ecoanalítica: novecientos sesenta mil quinientos ochenta y nueve millones de dólares, para un promedio de cincuenta y seis mil quinientos millones de dólares anuales entre 1999 y 2014.
Ni el Centro Simón Bolívar, ente responsable de su resguardo hasta 2010; ni el extinto Ministerio de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas, que operó hasta 2014; ni la actual Comisión Presidencial para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas, ni órgano oficial alguno han acatado al IPC, incumpliendo con ello la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural (1993), que demanda de las autoridades y ciudadanía su cuidado y preservación como bien patrimonial venezolano.
A falta de inversión, lecciones de patrimonio
La declaración de Vielma, ventilada por la agencia oficial AVN, se produjo ante los trabajadores de las torres de El Silencio y de otras instancias estatales que asistieron al taller Restauración y valoración de la memoria constructiva de la Caracas moderna, impartido por el IPC el pasado martes 7 de noviembre en la sede del organismo cultural, situada en la Villa Santa Inés, en Caño Amarillo, Caracas.
La actividad formativa integraría el plan de la institución para crear conciencia entre quienes hacen vida en el complejo arquitectónico con el fin de que al menos estos sí hagan su parte como ciudadanos empoderados de este bien patrimonial.
Según la nota de prensa del IPC, el fin de largo aliento es “establecer («¦) una normativa que convoque la participación de los trabajadores del referido centro, quienes son ‘los corresponsables directos de la preservación del patrimonio cultural y que junto al IPC pueden contribuir en la protección y defensa de la identidad cultural del pueblo venezolano’”.
Proyectadas por el arquitecto Cipirano Domínguez, la construcción de las torres gemelas de El Silencio, de 32 pisos de altura, se concluyó en 1955, en plena modernización urbana de Caracas. Refiere el IPC en su nota informativa que los trabajadores de los ministerios de Cultura, Salud, Ecosocialismo y Aguas, miembros del Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual y de la Fundación Red de Artes, entre otras instituciones “aprendieron este martes sobre el valor histórico y arquitectónico de ambos edificios, declarados bien de interés patrimonial por el Gobierno nacional”.
El monumental comienzo de la avenida Bolívar

En su Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2005 – 2007, bajo la categoría de Lo construido, el IPC resalta el calibre de este ingenio arquitectónico que trazaría el perfil urbano de la capital de Venezuela: “El Centro Simón Bolívar y la urbanización de El Silencio son los conjuntos urbanos con los que se inicia la avenida Bolívar. Ambos conjuntos permiten establecer una relación vital con el centro de la ciudad”.
Las torres serían “el primer rascacielos de Caracas y hasta ese momento el único del país construido en acero”, según el arquitecto Ricardo Castillo, quien lleva una cuenta en Instagram sobre la riqueza arquitectónica del país.
Pero no solo son las torres, el Centro Simón Bolívar fue un proyecto integral que describe al detalle el IPC en el referido catálogo patrimonial: “El centro es ideado en un principio de la siguiente forma: se estructura como un eje monumental definido por elementos de borde muy fuertes que se interrumpirían en lugares clave. En estos lugares clave aparecerían plazas -también monumentales-, que permitirían establecer corredores tanto visuales como funcionales a escala metropolitana, en el sentido Norte-Sur. La estratificación de las diferentes funciones, las plataformas equipadas, la especialización del tránsito de vehículos, la importancia de los sectores peatonales como los corredores de transición hacia el espacio público, todos estos aspectos señalan el valor de esta empresa de diseño a escala urbana, cuyo único error fue el no haber calculado con suficiente amplitud la dimensión del crecimiento futuro de la ciudad. Sin embargo, este complejo ha sido desde su creación un importante hito referencial de Caracas. Culturalmente este conjunto posee importantes centros de documentación, como lo son las Bibliotecas Jesús Muñoz Tébar, y la Biblioteca Rómulo Betancourt”.

Suscribe el IPC que el complejo es considerado “como un organismo multifuncional de arquitectura moderna, cuyo aspecto exterior es ejemplo del eclecticismo como derivación de los modelos formales, adopta configuraciones típicas del trópico, y en particular de la arquitectura brasileña. También se evidencian en este monumental complejo elementos típicos del estilo del arquitecto suizo del siglo XX Le Corbusier como lo son: la planta libre, los pilotes, los corredores profundos y de gran altura, las rampas, los brise-soleil, la terraza-jardín. Además de técnicas como el desplazamiento vertical, la espacialidad del cubismo, la secuencia de puntos estabilizadores. Los principios ordenadores que intervienen en el desarrollo del complejo son la simetría, los ejes, y la jerarquización del espacio. Los cuerpos de gran escala se alinean simétricamente, así como también los espacios abiertos, de acuerdo a la definición del eje de la avenida Bolívar. Las dos hileras continuas de edificios ascienden a partir de los bloques dos y tres de la urbanización El Silencio, hasta culminar en las torres de treinta pisos.

A partir de ese punto se produce un escalonamiento descendiente ocasionado por el descenso de la rasante de la avenida. Es marco de importantes murales realizados en mosaico como son el de Oswaldo Guayasamín: Homenaje al hombre americano; el de Cesar Rengifo: Amalivaca, mito caribe de la creación; y un busto de Bolívar llamado El genio”.
El IPC concluía el registro del Centro Simón Bolívar señalando la “falta de mantenimiento y vigilancia” como causantes del “mal estado” del “importante conjunto arquitectónico”. Una situación que reitera el presidente del ente rector al día de hoy, diez años después de haberse publicado el minucioso catálogo patrimonial.
Y tras una borrachera de petrodólares que no lo beneficiaron ni un poquito.
Fuentes consultadas
BBC Mundo reseña 6 hitos arquitectónicos de la capital de Venezuela en el 450 aniversario de Caracas. En iamvenezuela.com, 25 de julio de 2017. https://goo.gl/qNVSvC. Consultado el 8 de noviembre de 2017.
Bermúdez, Ángel. Cómo Venezuela pasó de la bonanza petrolera a la emergencia económica. En bbc.com, 26 de febrero de 2016. https://goo.gl/LVWCx5. Consultado el 8 de noviembre de 2017.
Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2005 – 2007, municipio Libertador. Distrito Capital. Instituto del Patrimonio Cultural.
Trabajadores de las torres de El Silencio aprendieron sobre patrimonio este martes. En avn.info.ve, 7 de noviembre de 2017. https://goo.gl/xutpJZ. Consultado el 8 de noviembre de 2017.
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