La otrora flamante plaza Indio Mara luce hoy marchita y descuidada. Una mujer wayúu sin techo vive allí, contrastando su precariedad con la oda que el escultor Antonio Rodríguez del Villar levantó en 1949 al pasado aborigen de la capital zuliana.
Wilmer Villalobos. 26/2/2018.
Maracaibo, Zulia. Antonio Rodríguez del Villar (1880 – 1971) jamás imaginó que a su monumental oda al pasado aborigen de Maracaibo, que esculpiera en 1949 para conmemorar el 450 aniversario del descubrimiento del lago marabino, se le sumaría hoy la precaria estampa de una mujer wayúu sin techo.


Allí, en una plaza Indio Mara venida a menos desde hace algunos años, duerme Rebeca sobre su improvisada “cama” de cartón y trapos viejos. Descendiente directa de la etnia que inspiró al prolífico escultor sevillano (autor entre otras obras del Altar de la patria, en el Campo de Carabobo) para levantar el monumento a Indio Mara, no tiene ella el porte de las indígenas que acompañan la imponente estatua del legendario cacique. Pero su presencia es tan elocuente como el portento escultórico y la historia que narran los relieves de los pedestales que lo sostienen. Solo que a la suya le falta aquella épica y le sobra un presente de olvido, mengua y deterioro.
Rebeca a sus 30 años tiene 5 hijos –de entre 15 y 4 años de edad- y está embarazada. Desde que se le quemó su rancho en San Isidro, parroquia del suroeste de la capital del estado Zulia, en el extremo occidental de Venezuela, duerme “por temporadas” en la plaza Indio Mara. A ese espacio público de Maracaibo, inaugurado en 1949, arribó con su desamparo a cuestas quién quita si buscando el cobijo de sus ancestros.
Pero pronta fue su decepción, pues el lugar, tan precario como su vida, la llena de sobresaltos y desaliento: “Aquí no se puede estar tranquilo con los delincuentes. Hay robos a diario, sobre todo cuando cae la noche pues la plaza queda íngrima y en tinieblas porque no hay alumbrado, se han robado los cables y las lámparas”.

La joven wayúu, tras franquear la desconfianza inicial, invita a mirar el “descuido”: árboles muertos flanqueados de basura y una amplia franja de hierba marchita alrededor del monumento a Indio Mara. La desvencijada tapa de un tanque de agua subterráneo en desuso da cuenta de la debacle vegetal.
A Rebeca la suele acompañar su madre, Magaly Esther Quintero, una curtida guajira de 66 años de edad con 9 hijos y 14 nietos. Ambas mujeres observan la plaza y coinciden en una frase muy común por estos días, pero apremiante en su caso: “Aquí ya no se puede vivir”.
El viejo descuido de la plaza Indio Mara
La plaza Indio Mara de Maracaibo, ubicada en una redoma al final de la avenida 5 de Julio, suma décadas de abandono oficial e indolencia ciudadana. Ya para el año 2004 el Instituto del Patrimonio Cultural señalaba en su Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004 – 2010. Estado Zulia, municipio Maracaibo que el lugar “presenta regular estado de conservación”, y demandaba a las autoridades competentes, en este caso la gobernación del estado Zulia, “tomar las medidas necesarias para conservarlo y salvaguardarlo”.
Pese al mandato del organismo rector en el ámbito del patrimonial, el deterioro siguió su curso: tres de los bustos de caciques que rodeaban el monumento central al Indio Mara fueron destruidos, incluyendo sus pedestales; algunas de las estatuas principales estaban rotas. Y mientras el espejo de agua era utilizado como basurero, la jardinería se había perdido por falta de mantenimiento.
Las quejas de los medios regionales no se hicieron esperar. Bajo títulos como Plaza Indio Mara de Maracaibo: de patrimonio a basurero (diariocontraste), la periodista Rosa Mora reportaba en marzo de 2015: “Actualmente el estado de la glorieta puede fácilmente definirse como deplorable. El deterioro de su infraestructura es evidente. En ella es ausente el sistema de alumbrado, son escasas las banquetas, descuidada la vegetación, pero muy abundante, casi que en proporciones colosales, la existencia de basura”.
Un año después, en julio de 2016, el diario Panorama publica un reporte más desalentador: “La emblemática plaza Indio Mara, una de las más representativas de Maracaibo de mitad del siglo XX, se encuentra en su peor momento”. Y recoge el sórdido encuentro que el dramaturgo zuliano Henry Semprún tuvo con el icónico espacio marabino: “Estoy devastado, no puedo creer que esta plaza tan importante para Maracaibo esté así. Todo huele a mierda, la fuente es un baño público, las esculturas están todas rotas, ¿cómo es posible que ninguna autoridad haya hecho algo?, ¿dónde está la municipalidad?”.
Entonces la fuente seguía sin funcionar y se mantenía como basurero. Las esculturas, más rotas y vandalizadas, se convirtieron en testigos mudos de la toma del lugar por delincuentes y drogadictos que habían hecho del espacio su guarida al amparo de la oscuridad y la ausencia de vigilancia. Todo desvirtuaba la razón de ser de la plaza como lugar de encuentro y referente de la memoria colectiva.
Tras un corto paréntesis, continúa el declive
En 2017 hubo un paréntesis. El entonces gobernador de la entidad zuliana, Francisco Árias Cárdenas, ordenó algunos trabajos para rehabilitar el espacio, nos comenta Hugo Morillo, el coordinador del Centro Rafael Urdaneta, instancia regional con competencia en el patrimonio cultural.

Entonces se acondicionó la jardinería, se pintó, se intentó revivir el marchito jardín, se restauraron las esculturas, se colocaron algunos adornos en las áreas verdes y se instauró un plan de aseo de la plaza. La mejoría duró poco, pese a que Morillo nos asegura que actualmente están trabajando desde el CRU, la dirección de cultura de la alcaldía y la gobernación, ahora titularizada por Omar Prieto, para “la recuperación de las plazas y otros espacios patrimoniales y de interés histórico”.
Por ahora, sin embargo, queda poco del plan de rehabilitación. Y hoy, apenas un año después de aquellas obras, el deterioro vuelve a motivar la queja ciudadana: “Es muy triste pasar por la plaza Indio Mara y ver que nadie hace nada por ella. Ahí solo hay robos y fechorías. Por las noches se ven prostitutas y ‘huelepegas’”, nos comenta Katherine Araujo, ama de casa que suele pasar por el lugar.

El estudiante universitario Ubaldo Montiel cierra la queja con una afirmación globalizante: “ya la plaza no es la misma de antes”. Por su parte, Alirio Villasmil, vendedor en uno de los puestos de comida rápida cercanos al lugar, señala la inseguridad y la falta de aseo: “Ya la unidad policial que pasaba no frecuenta la plaza; tampoco vienen los “salserines” contratados por la alcaldía de Maracaibo para limpiar, por eso se ve tanta mugre y acumulación de basura, no solo en la plaza, sino en su alrededores”.
A golpe de indolencia colectiva
Julio Méndez es el actual encargado del aseo de la plaza y de regar las plantas, pero dice que él no se da abasto “para toda la basura que echa la gente”, señalando con ello la indolencia colectiva, que se visualiza también en la vandalización de tres de las esculturas. En cuanto a la marchitez de las áreas verdes, alega que hay un tanque subterráneo para el riego, pero rara vez abre las llaves “porque no llega el agua”.
El humilde trabajador aprovecha nuestra tribuna para pedirle a las autoridades que “pongan orden en la discoteca a cielo abierto” en que han convertido los alrededores de la plaza Indio Mara: “Carros, motos, camiones con columnas de cornetas encendidas a todo volumen todos los fines de semana. No dejan dormir a los residentes de la zona”.
Esto es corroborado por Villasmil: “Ni policías, ni salserines, los que sí llegan puntuales, cada fin de semana, son jóvenes a tomar bebidas alcohólicas cerca de la plaza con sus carros y su música a full volumen”.
El Indio Mara, leyenda, historia y orgullo
Según el doctor Orlando Arrieta, profesor de la Universidad del Zulia y expresidente de la Academia de la Historia del Zulia, no hay certeza histórica de la existencia del Indio Mara, aunque su monumento en la plaza homónima sea un referente urbano de Maracaibo y de la memoria indígena local.

En su artículo titulado El indio Mara, que publicara en el diario local La Verdad en 2012, el reconocido zuliano fundamenta la creación de la plaza homónima: “»¦ Sea leyenda o sea real y efectiva («¦) este valiente cacique forma parte del Acervo Histórico y patrimonio heroico del pueblo zuliano. En su honor se construyó una plaza muy hermosa que lleva su nombre en la avenida 5 de Julio, cuya primera piedra fue colocada el 22 de agosto de 1949 por la primera junta para la celebración de los 450 años del descubrimiento del Lago de Maracaibo, presidida por don Manuel Belloso, pronunciando el discurso de orden el Dr. José Ortín Rodríguez, director de cultura de la Universidad del Zulia y el escultor español Antonio Rodríguez del Villar”.
Para levantar el monumento, Rodríguez del Villar se internaría en el barrio Ziruma, comunidad eminentemente guajira de la capital zuliana. Arístides Ureña Ramos suscribe en el blog antoniorodriguezdelvillar: “En el caso del monumento al Indio Mara, conocer la historia y las leyendas que se tejían en torno al personaje no fue suficiente para Antonio, su idea era transmitir un sentimiento más auténtico que el de un mero observador, complacido con la belleza que trata de reproducir, a través de su estilo personal. Muchas fueron las horas que Antonio, en compañía de su hijo Julio, pasó en el barrio de Ziruma. Aquella era una oportunidad única de vivenciar, más que imaginar. Compartió con los guajiros comidas y aprendió costumbres que, a través del trato, lo acercaron a los indígenas”.
El modelo para la estatua principal fue “un indio fornido, musculoso, de imponente figura. Algo como yo concibo a los primeros pobladores de esta tierra del Coquivacoa”, le diría el escultor al diario Panorama en enero de 1950. Rodríguez del Villar pasaría seis meses internado en su estudio, sin salir de Maracaibo: “Debo dedicar todo mi tiempo a concluir una obra en la que va empeñado mi nombre”. (Diario Panorama, 17/01/1950, p.2).

La maqueta del monumento fue expuesta en un hotel de Maracaibo. Allí y se imponía la escultura broncínea del legendario cacique de 3 metros de altura, en el centro de una fuente. Se explica en el aludido blog que los ocho grupos escultóricos de la parte frontal “representan la juventud, la familia, pasado y presente de la raza indígena y los guerreros y escenas de la vida familiar; los bajorrelieves que se encuentran en la parte posterior muestran escenas del Descubrimiento y la Conquista”.
Lo que nunca se imaginó el escultor es que, 69 años después de la inauguración de la plaza Indio Mara, se le sumaría al magnífico monumento que la preside una indígena de carne y hueso que, lejos de aquellas escenas heroicas, acalla el hambre y el sobresalto sobre una cama de cartón y trapos viejos.
Fuentes consultadas
Araujo, Khaterine. Ama de casa. Entrevista realizada el 20 de febrero de 2018.
Arrieta, Orlando. El Indio Mara. En diariolaverdad.com, 8 de septiembre de 2012. https://goo.gl/awJNAc. Consultado el 22 de febrero de 2018.
Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004 – 2010. Estado Zulia, municipio Maracaibo. Instituto del Patrimonio Cultural.
Mora, Rosa. Plaza Indio Mara de Maracaibo: de patrimonio a basurero. En diariocontraste.com, 10 de marzo de 2015. https://goo.gl/CqUnZC. Consultado el 14 de febrero de 2018.
Quintero Magaly Esther. Mujer guajira que frecuenta la plaza Indio Mara. Entrevista realizada el 20 de febrero de 2018.
Quintero, Rebeca. Joven guajira que pernocta en la plaza Indio Mara. Entrevista realizada el 20 de febrero de 2018.
Suárez, Lolymar. Plaza Indio Mara de Maracaibo luce en ruinoso estado. En panorama.com.ve, 6 de julio de 2016. https://goo.gl/v6ucK1. Consultado el 15 de febrero de 2018.
@TodoZulia. #MomentoHistorico El célebre escultor Antonio Rodríguez del Villar detalla la maqueta de lo que será el Monumento al Indio Mara (año 1949). En Twitter.com, 15 de febrero de 2017. https://goo.gl/Wd457n. Consultado el 21 de febrero de 2018.
Ubaldo Montiel. Estudiante. Entrevista realizada el 20 de febrero de 2018.
Ureña Ramos, Arístides. Antonio Rodríguez del Villar. En antoniorodriguezdelvillar.blogspot.com, 22 de junio de 2009. https://goo.gl/RZLfyB. Consultado el 20 de febrero de 2018.
Alirio Villasmil. Vendedor de comida rápida en los alrededores de la plaza Indio Mara. Entrevista realizada el 20 de febrero de 2018.
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