
La Crespera, casona veraniega del presidente Joaquín Crespo, en la urbanización La Guzmania en el estado Vargas, está urgida de trabajos de mantenimiento. Pero ningún organismo se hace responsable de este bien patrimonial de 133 años.
Nadeska Noriega / @nadeska16. 7/6/2018.
La Guaira. La majestuosidad de su estampa hacen de La Crespera uno de los iconos más importantes del casco histórico de La Guzmania en la parroquia Macuto del estado Vargas. Durante los últimos 133 años la casona veraniega del presidente Joaquín Crespo se ha entrelazado con la historia local, siendo para muchos un ícono patrimonial incluso más relevante que el propio Hotel Miramar.
Sin embargo, su estirpe histórica y su magnífica arquitectura no han escudado a la mansión del salitre y la humedad que la corroen, ni mucho menos de un inexplicable peloteo institucional de responsabilidades. La casona, con senda declaratoria como bien de interés cultural de la nación, parece estar a la deriva al no tener custodio oficial que asuma la responsabilidad de su mantenimiento y preservación, como lo establece sin medias tintas la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural de Venezuela, promulgada en 1993.

“La Crespera es parte de la historia común de cualquier macuteño porque, a diferencia de otras estructuras históricas y patrimoniales, ha tenido mejor suerte en cuanto a su uso y mantenimiento. Nunca ha sido abandonada. Generaciones de niños y adultos del litoral estudiaron en esos espacios cuando funcionaba en ella la escuela Francisco Fajardo, que daba educación en dos turnos, mañana y tarde, así como educación de adultos en la noche”, defiende el centenario inmueble el periodista, investigador y cronista de Macuto, Juan Álvarez Parodi.
Una estructura tan amada como desatendida

Y no solo fue escenario formativo de varias generaciones, sino también, según el mismo Parodi, pasto de vigorosos lazos afectivos que la comunidad entretejió con la centenaria casona: “Sus amplios espacios siempre sirvieron para acoger actos culturales. Pudo sobrevivir a la tragedia de 1999 y ahora es sede de un centro de formación musical, lo que hace que la estructura sea amada, admirada y querida por la ciudadanía, que ve con pesar el deterioro que ha sufrido en los últimos años y que no ha sido atendida oportunamente”, lamenta el cronista.
El deterioro al que hace alusión Álvarez Parodi se puede constatar a simple vista. La humedad y el salitre han hecho de las suyas. Paredes externas descascaradas, cúpulas llenas de moho y sótanos con una profunda humedad hablan de la falta de una política de preservación para un bien cultural de este calibre.
“No solo hace falta pintura, sino también un mantenimiento patrimonial en materia de revestimiento, que es algo común en estructuras ubicadas tan cerca del mar. Evidentemente los techos de tejas y el manejo de agua de lluvia de estas casonas son diferentes al de otras edificaciones y por ello se requiere de una acción —que en estos momentos es preventiva— para evitar que se requiera de una intervención mayor. En términos generales la casa puede ser apreciada y su valor patrimonial, histórico y artístico sigue presente. Pareciera que darle uso al espacio le da vida, aunque es evidente que urge el mantenimiento”, advierte la arquitecta Raquel Martínez, especialista en restauración y patrimonio.
La especialista califica positivamente el trabajo realizado entre los años 2000 y 2002 por la hoy extinta Corporación para el Desarrollo de Vargas (Corpovargas) para el rescate de la casona. Solo critica la disposición de unos jardines frontales, que “aunque son un recurso ornamental, han incrementado la humedad”.

De casona veraniega a la escuela de primaria
Sobre la historia de La Crespera en Macuto da cuenta la tradición oral y las investigaciones patrimoniales. Su construcción, que data del 1885, fue ordenada por el entonces presidente de Venezuela Joaquín Crespo durante su primer mandato (1884 – 1886), como un obsequio a su esposa Jacinta. Aquella primera dama quería tener una villa de veraneo justo cuando Macuto se convertía en el sitio de vacacionar preferido de la alta sociedad caraqueña.

En el blog GuíaCcs.com el arquitecto Iván Gonzalez Viso describe la estructura de la casona y da cuenta de ser la primera levantada con tales parámetros: “Es una mansión de dos niveles y sótano, a la cual se accede por una escalinata cubierta. La planta baja es un cuadrado dividido en nueve cuadrantes, seis de ellos ocupados por estancias con paredes de mampostería, dos por escaleras circulares y el centro por el gran salón. El cuadrado está rodeado por una galería perimetral con soportes de madera, mientras que la planta alta resulta de la extensión de los espacios cuadrados interiores con techos inclinados a cuatro aguas, y los cuerpos cilíndricos de las escaleras, coronados por torrecillas. La villa de composición clásica, exhibe en los arcos que limitan la doble altura en planta baja el monograma en relieve ‘JC’, en clara alusión a su propietario Joaquín Crespo”, revela el texto de González Viso.

Tras estar en las manos de la familia Crespo, la mansión fue propiedad del también presidente Juan Vicente Gómez, quien la habilitó para que allí temperaran sus hijas con Dionisia Bello. Una vez fallecido Juan Vicente Gómez, La Crespera pasó a ser, como el resto de los bienes del dictador, propiedad del Estado, que la dispuso para diversos usos.
Así, en 1941 el presidente de Venezuela de la época, general Eleazar López Contreras, cedió La Crespera para que fuera la sede de una escuela primaria, que bautizaron “Francisco Fajardo” en honor al personaje histórico.
“Desde ese año y hasta diciembre de 1999 la escuela Francisco Fajardo funcionó en La Crespera. Esto deterioró la estructura, además sufriría varias modificaciones como la colocación de baños, por la cantidad de escolares y tabiquerías para nuevas aulas. Ya en 1974 los bomberos del Distrito Federal habían ordenado el desalojo de la vieja casona y se hicieron trabajos de reforzamiento de sus bases. Los estudiantes fueron llevados a otra escuela y posteriormente retornaron a La Crespera”, recuerda Juan Álvarez Parodi.
Vaguada y música
Una situación similar se vivió en 1981. Los espacios de La Crespera fueron desalojados y la gobernación del hoy extinto Distrito Federal inició labores de mantenimiento y rescate. Tras un año de intervenciones la casa fue entregada nuevamente a la comunidad educativa.
Las lluvias torrenciales de diciembre de 1999 dejaron completamente enterrado el rancio inmueble bajo piedras y barro. Los propios macuteños, al ver iniciar los planes de reconstrucción, solicitaron a Corpovargas su rescate. De modo que desde el mes de agosto del año 2004 La Crespera se convertiría en la sede de la Escuela de Música Pablo Castellanos. Ese mismo año la construcción fue reconocida como bien de interés cultural, al formar parte del Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004 – 2005, correspondiente a Vargas, levantado por el Instituto de Patrimonio Cultural de Venezuela (IPC).
Sin administrador o custodio responsable
El problema central de las obras de mantenimiento y recuperación para La Crespera en Macuto es que ningún organismo del Estado se quiere hacer responsable. Esto, contraviniendo la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural (1993) que obliga a todo ciudadano, pero sobre todo a los organismos públicos y sus autoridades, a garantizar la integridad y preservación de los declarados bienes culturales de Venezuela.

“La casona es la sede de la Escuela de Música Pablo Castellanos, pero no contamos con presupuesto o recursos para darle el mantenimiento que se requiere. Intentamos mantenerla lo mejor que se puede, pero es una realidad que tenemos problemas con las filtraciones y con la humedad. Los espacios del sótano podrían ser habilitados, pero es imposible por la fuerte humedad reinante, eso es un problema”, explica la directora de la institución adscrita al Ministerio del Poder Popular Para la Cultura, Natacha Casadiego.
Casadiego indica que desde la escuela de música le han remitido comunicaciones al poder regional y municipal de Vargas pidiendo apoyo, pero no ha obtenido respuesta.
Un bien “a la deriva”

De acuerdo a la mencionada Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural en Venezuela, le corresponde oficialmente al IPC todo lo relacionado con el cuido y defensa del patrimonio cultural en el país. En ese sentido Omar Vielma, presidente del ente rector, explicó que en el caso de La Crespera “habría que determinar quién es el custodio de este bien patrimonial para precisar a quién le corresponde hacer la inversión y un estudio previo, pues este tipo de intervenciones es altamente costoso”.
En la edición del estado – municipio Vargas del Catálogo de patrimonio cultural venezolano La Crespera está registrada en la sección Lo construido, donde se asegura que la adscripción del bien es de “carácter privado”, aunque tiene más de 60 años en manos del Estado venezolano y no se le designa ningún administrador o custodio responsable.
“En cuanto a la responsabilidad sobre La Crespera siempre ha habido cierto peloteo. Como la recuperación la hizo Corpovargas, ellos asumieron su administración y cuido. Una vez se lo entregan a la Escuela de Música Pablo Castellanos, ellos siguieron dando mantenimiento. Pero cuando se ordena el cierre de Corpovargas (en 2010) la casa quedó a la deriva”, rememora Mauricio Marcano, docente jubilado y quien integrara el equipo directivo de la escuela de música cuando se le otorgó La Crespera como sede.
Para algunos la diatriba de quién es responsable o no es solo una excusa superflua. “La Crespera es un bien de interés cultural y le corresponde al Estado y, en este caso, al IPC cumplir con su rol y ser guardián de esta pieza arquitectónica, que a pesar de tanto uso y maltrato sufrido, de orden natural y humano, aún se mantiene en pie como muestra de una época dorada de Macuto y su historia”, asegura la especialista Raquel Martínez.
Fuentes consultadas
Álvarez Parodi, Juan. Periodista, investigador y cronista de Macuto. Entrevista realizada el 25 de mayo de 2018.
Casadiego, Natacha. Directora de la Escuela de Música Pablo Castellanos Entrevista realizada el 10 de mayo de 2018.
Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004-2005. Estado Vargas. Instituto del Patrimonio Cultural de Venezuela (IPC), 2005.
Gonzalez Viso, Iván. La casa de Crespo. En guiaccas.com, https://goo.gl/u2nQ8F. Consultado el 31 de mayo de 2018.
Marcano, Mauricio. Docente, exdirectivo de la Escuela de Música Pablo Castellanos. Entrevista realizada el 10 de mayo de 2018.
Martínez, Raquel. Arquitecta, especialista en restauración y patrimonio. Entrevista realizada el 28 de mayo de 2018.
Noriega, Nadeska. Los acordes musicales forman mejores ciudadanos. En eluniversal.com, 12 de julio de 2015. https://goo.gl/AK9mYJ. Consultado el 28 de mayo de 2018.
Vielma, Omar. Presidente del Instituto del Patrimonio Cultural. Entrevista realizada el 10 de mayo de 2018.
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