El «Gran lugar del alba” pierde su brillo

La obra de la artista Colette Delozanne «Gran lugar del alba» se degrada a la par del deterioro de los espacios públicos de Caracas.

Xiomara Jiménez. 6/12/2018.

La obra Gran lugar del alba se degrada a la par del deterioro de su entorno, el bulevar Sabana Grande de Caracas. La pieza es de la artista franco-venezolana Colette Delozanne y apenas fue inaugurada en el año 2012.

Foto: Luis Chacín
Obra Gran Lugar del Alba, 2012, de Colette Delozanne. Colección Pdvsa. Sabana Grande, Caracas. Foto Luis Chacín, 2015.

Aunque es breve el período transcurrido entre su establecimiento frente a la Alianza Francesa, Av. Solano, el Gran lugar del alba es otro de los monumentos artísticos que se suma al conjunto de una visual decadente debido al estado de ruina urbana.

La escultura, a pesar de su evidente situación de riesgo, pareciera persistir a la huella vandálica que seguro dejó inscrita algún joven grafitero de paso y de haber sufrido varias fracturas causadas sobre su armazón de concreto.

El curador y artista plástico Alberto Asprino comenta sobre el estado de la obra que “En general, no dejan de impresionar las condiciones de la zona, con cartones, basura, bolsas arrumadas y desperdicios desparramados en el entorno. Sin duda todo ello ofrece una imagen lamentable, pero lo que me parece aun más grave es la ubicación de un módulo policial justo al lado de la escultura”. A juicio del especialista, esta decisión es un “exabrupto”: “La alteración que introduce la presencia de esa caseta de seguridad hace que el monumento pierda gran parte de su propósito”.

Deterioro material y simbólico

No solo existe un deterioro directo que quebranta la obra. Estamos frente a una alteración mayor, porque lo que ha estado sucediendo no es únicamente una agresión franca sobre la pieza escultórica, sino la modificación de todo un espacio perceptivo y de sensibilidad, que guiaba a los transeúntes hacia un perímetro para el disfrute en esa pequeña plazoleta (antigua plaza Solano, rebautizada como plaza Alirio Díaz) rediseñada para un recorrido que culminaría en el encuentro con semejante escultura, hoy desmejorada.

El polvo acumulado en su parte inferior ha comenzado a despojar la obra de su coloración rojo ladrillo intenso, gracias a una progresiva pérdida de la capa vegetal sobre la cual se apoya la pieza.

Este elemento podría pasar como un asunto menor, sin embargo, el detalle de diseño representa un dato inequívoco de uno de sus conceptos más interesantes, el cual fue introducir ese “pequeño paraíso de barro” en medio de nuestra vida urbana, y evocar la posible convivencia con un alma vegetal o un recinto sagrado y lúdico en un ambiente literalmente ajeno a tal experiencia.

Y es que la obra fue desarrollada con la intención de traer un símbolo de la naturaleza y de lo sagrado a la ciudad. Esto lo logra Delozanne  al hacer interactuar la pieza con el espectador a través de esos juegos de luces y sombras que se filtran por las características superficies horadadas en ese paraje de la ciudad en donde convergen la visual de El Ávila hacia el norte, y el final de un bulevar que entronca con la emblemática avenida Francisco Solano. Allí la pieza sugiere un cierto reposo a pesar de la prisa, de la agitación, o del estar casi siempre de paso por un lugar.

Recinto»¦ de indigencia

Indigencia, basura y deterioro de El gran lugar del alba, de Colette Delozzanne. Sabana Grande, Caracas - Venezuela. Foto Xiomara Jiménez.
Indigencia, basura y deterioro de Gran lugar del alba, de Colette Delozanne. Sabana Grande, Caracas – Venezuela. Foto Xiomara Jiménez.

Por ser Gran lugar del alba un pequeño recinto, una especie de habitáculo que invita al resguardo, sirve de abrigo a personas que pernoctan dentro de la obra durante la noche. De allí que se observen restos de basura y cartones, posiblemente utilizados con esa finalidad. Son parte de los rastros que deja la indigencia que deambula en proporciones cada vez más alarmantes por la zona.

Se agrega a esta realidad la actuación de una colectividad que permanece a la espera de restos de comida desechados por los restaurantes del sector. Una imagen inquietante que, sin duda, supera cualquier apreciación valorativa sobre el estado o condición de un proyecto artístico.

Son los incontables retratos de descomposición y abandono de la ciudad y, con ellos, el desenvolvimiento de cualquier ciudadano que se enfrente a la experiencia de transitar por aceras y avenidas atiborradas de desperdicios malolientes.

Una estampa de esta zona urbana que hasta hace nada representaba uno de los símbolos caraqueños de una metrópoli cosmopolita. Hoy la urbanización es tan solo un recinto urbano empobrecido por un estado de crisis sin miramientos. La escultura Gran lugar del alba ha comenzado a ser uno de esos monolitos urbanos de aquello que la ensayista e investigadora María Celeste Olalquiaga caracterizara como una ruina moderna.

El opacado esplendor urbano

Foto: Luis Chacín
La pieza Gran Lugar del Alba (2012) integra la Colección Pdvsa en el bulevar Sabana Grande, entre las que están obras de maestros como Francisco Narváez, Lía Bermúdez, Omar Carreño, entre otros. Foto Luis Chacín, 2015.

La escultura de Delozanne integra una colección artística pensada para acompañar el recorrido urbano de una de las zonas con mayor tránsito peatonal de Caracas. Un repertorio de maestros del calibre de Francisco Narváez, Omar Carreño, Lía Bermúdez, Félix George, o J.J. Moros, por mencionar algunos de los autores que acompañan a los viandantes del conocido bulevar que se extiende entre los sectores de Sabana Grande y Chacaíto.

Las obras de los espacios públicos de una ciudad suelen representar un signo de esplendor, un país que está orgulloso de sus símbolos y de sus maestros. El papel de los artistas es tan importante que, en la pluralidad de lecturas que generan sus piezas, se da cuerpo a la idiosincrasia y se cruzan el presente, la historia, lo memorable y el espíritu de lo conmemorativo. Algo que, desde luego, se hace cada vez más difícil en la dinámica de una ciudad cuya conducta humana está guiada por la sobrevivencia, al punto de desdibujar sus propios espacios civiles.

El filósofo y ensayista italiano Giogio Agamben respondía a la pregunta “¿qué es ser contemporáneos?” lo siguiente: “»¦ contemporáneo es aquel que mantiene fija la mirada en su tiempo, para percibir no sus luces, sino su oscuridad»¦ Contemporáneo es, justamente, aquel que sabe ver esa oscuridad, aquel que está en condiciones de escribir humedeciendo la pluma en la tiniebla del presente.”

La cita viene a propósito de un obligado repaso sobre el presente de una ciudad agraviada por la compleja situación política, social y económica que atraviesa el país. Pero, también porque en medio del descalabro visual y humano que padece Venezuela, es imperativo apoyarse en una reflexión que supere al mero hecho temporal que ha generado semejante estropicio para tratar de interpretar, por decirlo en los términos que propone el propio Agamben, lo que nos trae este presente.

Fuentes consultadas

Agamben, Giorgio. Desnudez. Filosofía e historia. Adriana Hidalgo Editora

Asprino. Alberto. Curador y artista plástico. Conversaciones sostenidas con el autor.

Caracas Museo a cielo abierto. En el blog de hectorucsar, 2012. Consultado en septiembre de 2018.

Colette Delozanne exhibe su magistral trazo. En ABC Semana, septiembre de 2012. Consultado en septiembre de 2018.

Inauguración de la exposición de Colette Delozanne. Embajada de Francia. Consultado en septiembre de 2018.

Molina, Alfonso. Tres generaciones de artistas venezolanos. En el blog Ideas de Babel, noviembre de 2012. Consultado en septiembre de 2018.

Olalquiaga, María celeste. Ensayista e investigadora. Conversaciones sostenidas con la autora. Consultado en septiembre de 2018.

Una aproximación sistémica a la escultura contemporánea de Venezuela. En diario El Nacional. Consultado en septiembre de 2018.

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