San Benito espera ingresar a la lista del patrimonio mundial

Los pueblos de Zulia como Santa María, Bobures, Gibraltar, San Juan, entre otros de Mérida como Palmarito, celebran la fiesta cada año. Fotos Evelyn Cannán
Los pueblos de Zulia como Santa María, Bobures, Gibraltar, San Juan, entre otros de Mérida como Palmarito, celebran la fiesta cada año. Fotos Evelyn Cann

Los pueblos del Sur del Lago de Maracaibo en Zulia mantienen vivo el sincretismo con que se venera a San Benito con oraciones católicas y al ritmo de chimbángueles traídos por el África esclavizada. 

Edwin Urdaneta. 27/12/2018.  

Sur del Lago, Zulia. Las fiestas en honor a San Benito de Palermo datan del siglo XVII. Entonces los esclavos conjugaron el tambor africano con la religiosidad católica para celebrar la ceremonia sincrética

cada 27 de diciembre. Desde el año 2007 espera su ingreso a la lista del patrimonio inmaterial de la humanidad que lleva la Unesco.

Evelyn Cannán, fotógrafa etnográfica de esta celebración, da cuenta de la transcendencia y originalidad de este sentir en el occidente del país, cuya manifestación nació en el costero municipio Sucre. La profesional recopila la historia oral, escrita y gráfica de esta manifestación del estado Zulia. 

Explica Cannán que la tarea de impulsar y elevar esta distinción recae en el Ministerio del Popular para la Cultura a través de la Casa de la Diversidad, conjuntamente con las cofradías que tributan la celebración entre el 20 de diciembre y el 6 de enero, cuando se conmemora el Día de los Reyes Magos.

Cannán, autora del libro La espiritualidad en la costa sur lacustre de Maracaibo, destacó que los responsables de tal designación tienen una confusión al no definir si se declararán el culto católico a San Benito de Palermo, o la manifestación de los chimbángueles, que son los tambores con los que tributan al santo. Estos fueron traído desde África a Venezuela para “dominar a los esclavos que, en el pasado, cultivaban cacao”.

Refiere que cuando en diciembre de 2012 el Gobierno anunció el ingreso de los Diablos de Corpus Christi en la lista del patrimonio mundial que lleva la Unesco, los chimbángueles y el culto a Benito de Palermo estaban en lista de espera. Desde entonces el proceso está paralizado.

Una tradición de 400 años

Los feligreses acuden para agradecer a san Benito por los favores concedidos. Esperan que esta distinción sea tomada en cuenta por la Unesco. Foto Evelyn Cannán, diciembre 2018.
Los feligreses acuden para agradecer a san Benito por los favores concedidos. Esperan que esta distinción sea tomada en cuenta por la Unesco. Foto Evelyn Cannán, diciembre 2018.

Marcial Briceño, presidente de Fundavasallos, una organización que agrupa 26 cofradías, refirió que esta expresión se manifestó en el municipio Sucre de Zulia y luego se extendió a Palmarito en Mérida y otras zonas de Trujillo. Por ello elevaron tal celebración a distintas instancias.

Argumenta Briceño que las cofradías en esos tres estados occidentales mantienen el aprendizaje del toque del chimbánguele, el tambor largo y la gaita tambora, con una data de 400 años.

Cannán, por su parte, reconoció que la pleitesía fusionada a Benito y a Ajé, Dios de las aguas, es notoria, porque la indumentaria del fraile, que era de color marrón, le fue cambiada por los africanos en Venezuela por una indumentaria azul que honra al dios africano Ajé, cuya devoción proviene de la tradición dahomeyana.

En la fiesta de San Benito los chimbángueles son hechos con balso y cuero de chivo, vaca y mono y son tocados con 7 golpes y una batería característica. Foto Evelyn Canaán, diciembre 2018.
En la fiesta de San Benito los chimbángueles son hechos con balso y cuero de chivo, vaca y mono y son tocados con 7 golpes y una batería característica. Foto Evelyn Canaán, diciembre 2018.

Expone que mayordomos y vasallos suenan siete golpes, las requintas, con el uso de entre ocho y seis tambores, declamando letanías, a diferencia de los Giros de Mérida, cuya fiesta es más dancística. “Esta celebración se replicó hacia la costa oriental en Cabimas con la explotación petrolera, pero no mantiene la simbología de los toques, ni el tributo a legva, propia de tres pueblos del Zulia.”

El Decreto 38 172, de la Gaceta Oficial 38 751, estableció la manifestación cultural “El Chimbángueles y el culto a San Benito de Palermo como Patrimonio Cultural de la Nación”.

La providencia administrativa 026/07 de fecha 8 de agosto, según Cannán, no toma en cuenta la manifestación del estado Mérida, más específicamente el poblado de Palmarito, cuyo espacio geográfico fue separado del Zulia en agosto de 1904 durante el mandato del presidente Cipriano Castro, de acuerdo al Atlas del Zulia, editado en 1998.

Según Arsenio Bermúdez, excronista del municipio Sucre en Zulia, El Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) quedó encargado de inscribir la manifestación ante el ente y documentar con fotografías, videos y testimonios, la trascendencia de la creencia que se lega de generación en generación.

Fiesta con ritmo tradicional afrovenezolano

Carlos Chourio, responsable de un colectivo cultural en la jurisdicción zuliana, explica que la batería de tambores es elaborada con árbol de balso, mientras que sus aros se confeccionan con taparo y el cuero proviene de animales. Las cofradías de vasallos conocen estos instrumentos como requintas, el tambor largo y el redoblón, entre otros, con los cuales se efectúan los golpes Ajé, Misericordia, Vaya, Cantica y Sangongorongome.

En el documental Chimbagueles, devoción en madera y cuero, dirigido por Julio Matos, el artesano Leonel Arrieta refirió que el balso se corta “cuando la luna está en menguante”, al tiempo que el cuero, proveniente de la piel de la hembra del chivo, la vaca o el mono araguato, es secado al sol durante tres meses.

Chourio recalcó que la tradición del chimbánguele se ve amenazada tanto por la tecnología, los ritmos de otras culturas y la progresiva desaparición de los sembradíos del árbol.

Briceño por su parte advierte que Sucre es donde prevalece este sentir con el fomento de escuelas de chimbaguelitos, integradas por niños y jóvenes quienes además de elaborar tambores y tocarlos, rinden pleitesía con letanías y gaita tambora. De hecho, señaló que la gaita nació en Gibraltar en voz de los negros esclavizados y, con el paso de los años se extendió al resto del Zulia.

Para preservar su identidad, Fundavasallos elaboró el Código de Ética de los miembros del Vasallo de San Benito de Palermo del Sur del Lago de Maracaibo y el Eje Panamericano, el cual rige la vida y acciones de los miembros de las cofradías, antes, durante y posterior a la celebración del día del santo, cada 27 de diciembre.

Lo propio durante un día festivo

El baile con faldas de saya son un distintivo entre las gaiteras y quienes danzan al ritmo de los golpes de San Benito Ajé al occidente de Venezuela. Foto Evelyn Canaán, diciembre 2018.
El baile con faldas de saya son un distintivo entre las gaiteras y quienes danzan al ritmo de los golpes de San Benito Ajé al occidente de Venezuela. Foto Evelyn Cannán, diciembre 2018.

Según el diario Qué Pasa, para el día central al santo, o capitán, acompañado del capitán de segunda y tercera, así como los de plaza, se entonan cantos previos al repique del cuero e instrumentos de viento.

“Hay tres ocasiones al año donde el encargado de la mayordomía le rinde pleitesía al capitán, que son el primer sábado de octubre, el día de todos los santos y de 7 para amanecer 8 de octubre, que es denominado Purísima. Entonces se autorizan las fiestas y se ejecuta el chimbánguele de obligación”, explicó a ese medio Luverny Soto, miembro de la cofradía.

Mientras que en las plazas hay vendedores que ofrecen suvenires a los fieles, como sombreros, banderas, jarras, tambores, franelas, todo alusivo a la fiesta. Además de maracas hechas con tapara y capacho, explica Rubén Murillo, artesano de Bobures. Otros venden dijes metálicos en forma de mano, corazón o santos, los cuales son ofrendados a San Benito en pago al favor concedido.

Cannán expone que los habitantes que acuden el Sur del Lago, así como las las familias radicadas en esa zona, piden por protección, salud, unión y prosperidad, a diferencia de otras regiones que, asegura, oran al santo por una vivienda, automóviles y objetos de valor material. En Perú y Ecuador se ha extendido la fiesta con la migración de venezolanos. También ve con preocupación que están desapareciendo las gaiteras, cuyo canto se efectúa los 26 de diciembre.

La Iglesia católica, por su parte, ha prohibido durante la última década, con más énfasis en la Costa Oriental del Lago, que al santo le esparzan ron en medio del festejo central.

Los orígenes

Para rendir tributo a san Benitose vive un sincretismo donde la iglesia católica y los vasayos rinden pleitesía con rituales y oraciones. Foto Evelyn Cannán, diciembre 2018.
Para rendir tributo a san Benitose vive un sincretismo donde la iglesia católica y los vasayos rinden pleitesía con rituales y oraciones. Foto Evelyn Cannán, diciembre 2018.

En las ceremonias la necesidad de afirmación de una identidad cultural que el cristianismo negaba, por cuanto pusieron resistencia, así como los indios que residieron en esa zona del Zulia antes de la llegada de los africanos. Fueron los frailes españoles quienes impusieron al Santo Negro de Palermo, San Benito (1524 – 1589) hijo de africanos llevados a Italia y nacido en la población de San Fratello.

Los nativos de tez negra asimilaron a Ajé, dios de la etnia fon de la religiosidad dahomeyana a la identidad de San Benedetto de Palermo, lo cual ha dado paso a la religiosidad afro-católica en el costero municipio Sucre.

«Hacen un cuarto de procesión, con instrumentos de viento: saxofón, clarinete, trompeta, bombo. A Benito le cambian el corazón por uno rojo en madera y hasta usa sombrero, acompañado de 8 tambores: el tambor mayor, el tambor segundo o respondón, el cantante, el medio golpe y las tres requintas. Siete tambores, se utilizan en Bobures”, recalca Cannán.

Los golpes Cantíca, Chocho, Ajé, Vaya, Misericordia y Sangorongome y Chimbanguelero, se efectúan para que santo interceda por los fieles, según la creencia de mayordomos y vasallos, publicó La Grey Zuliana en una edición especial.

Por su parte el chimbánguele expresa promesa, un funeral, un chimbánguele de obligación, o una gaita tambora. Nació con la llegada de los africanos traídos para ser esclavizados a partir del siglo XVI, en el Valle de San Pedro, desaparecido tras la erupción de un volcán.

Los esclavos negros fueron traídos como mano de obra para sembrar cacao aunque después cesó por las debacles naturales, aunado a los enfrentamientos entre indígenas kirikires, aliles, onotos y motilones, contra los españoles

Singulares capas

Darmis Soto tiene 61 años de edad y desde la muerte de su padre se dedicó a elaborar las capas o mantas que, año tras año, luce san Benito. La tela la adquiría en Maracaibo. Emplea gamuza, raso o tela de tapicería azul: rey, cielo, marino.

Reveló a medios locales que “en ocasiones si Benito sana de la vista le colocamos un ojo, o sino algún detalle que haga alusión a la promesa que se paga”. De hecho en 2012, Narcelys Soto, una velocista dedicada a correr 100 metros planos, que obtuvo su primer cupo a las olimpíadas en Londres, le ofrendó un manto, con los aros de los juegos olímpicos y una frase con su nombre.

Fuentes consultadas

Briceño, Marcial. Presidente de Fundavasallos. Entrevista realizada en diciembre de 2018. 

Cannán, Evelyn. Fotógrafa e investigadora etnográfica. Entrevista realizada en diciembre de 2018. 

Chourio, Carlos. Integrante de colectivo cultural en el sur del lago de Maracaibo. Entrevista realizada en diciembre de 2018. 

Diario Qué Pasa.

Palermo Producciones Audiovisuales. Chimbanguele – Devoción en Madera y Cuero (Documental). En Youtube.com, 26 de mayo de 2014. Consultado el 27 de diciembre de 2018. 

Soto, Dermis. Cultura de la tradición de San Benito Ajé. Entrevista realizada en diciembre de 2018. 

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