El Tamunangue en Portuguesa

El tamunangue no es solo de Lara, es también de Portuguesa. Desde 1948, en un periodo de medio siglo, el tamunangue extiende sus redes emocionales hacia las Biscucuy, Chabasquén, Guanare, Ospino, Araure y Acarigua, ensanchando la manifestación hasta los confines llaneros de Guanarito.

Wilfredo Bolívar, cronista oficial de Araure. 24/2/2018. 

“Yo canté en Barquisimeto/ en El Tocuyo también/ pasé pascuas en Guarico/  y Año Nuevo en Chabasquén”/ (El Sombrerito, Golpe Tocuyano». Pío Alvarado, 1968)

Con sus sones a cuestas en un tiempo inmemorial de ayes y cantos negreros de tambor a San Antonio de Padua, desde El Tocuyo, Sanare, Guárico y Barquisimeto, desde el siglo XIX, pasó el tamunange a tierras del estado Portuguesa. La cultura popular es portátil. A donde van sus portadores, allá seguirán sus pasos las expresiones propias de la tierra.

2017. Tamunangue de Villa Araure Uno de Araure entrando al patio de baile. Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
La cultura popular es portátil. Tamunangue de Villa Araure Uno de Araure entrando al patio de baile. Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar, 2017.

De Lara a Portuguesa trasvasa la ritualidad el hombre entre tierras colindantes, llevando a cuestas su mágico mundo de creencias, multiplicando en un sólido sabor ancestral las raíces musicales festivas venidas desde los tiempos de la Colonia.

Tamunangue aprendido y documentado

El Tocuyo, Lara. Foto en el blog El Tocuyo Historia Colonial
El Tocuyo, Lara, cuna del tamunangue. Foto en el blog El Tocuyo Historia Colonial

Nacido en El Tocuyo de San Antonio en el estado Lara, en el centro-occidente de Venezuela, el encuentro espiritual dancístico del tamunangue y sus sones de negros enraíza vínculos con la afroamericana cultura bantú. Extendida por igual a los vecinos Yaracuy y Portuguesa, la fiesta ‘exporta’ entre sus portadores patrimoniales la cosmogonía ancestral de bailes y cantos de raigambre telúrico y popular.

El tamunangue no es solo de Lara, es también de Portuguesa. Dos procesos de asimilación (fenómenos de convivencia y transferencia cultural) realimentan desde la frontera andino-larense la traslación de los sones de negros en tierras donde predomina el joropo.

Marcado por la postmodernidad, en una segunda etapa a partir de 1948, la práctica vivencial de la fiesta a San Antonio arriba en sus portadores patrimoniales, con la implementación del Plan Arrocero tutelado en Venezuela por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Desde entonces, en un periodo de medio siglo, el tamunangue extiende sus redes emocionales hacia las serranas Biscucuy y Chabasquén, lo mismo que las piedemontanas Guanare, Ospino, Araure y Acarigua, ensanchando la manifestación hasta los confines llaneros de Guanarito.

El periodo de transferencia y convivencia se hará más fuerte en Araure y Acarigua, transfiriéndose desde estas capitales de municipio a las vecinas Agua Blanca, San Rafael de Onoto, Píritu y Turén. Primero, en los cultores venidos de El Tocuyo y Barquisimeto, después entre los velorieros y promeseros a San Antonio.

En la década de 1960, en la montaña portugueseña nacerá la copla andariega: “Yo canté en Barquisimeto/ en El Tocuyo también/ pasé pascuas en Guarico/ y Año Nuevo en Chabasquén”. La proximidad geográfica facilitará el encuentro y, en el eje Guanare-Ospino-Araure-Acarigua, el tamunangue hará hogar en el marco espiritual en convivencia cultural con el joropo y sus ricas variantes.

1950's. Nerio Duin Anzola (Mano Nerio). Sones de negros en Lara y Portuguesa. Foto cortesía Pedro Lobatón. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
En los años 50 Nerio Duin Anzola publica la primera reseña del tamunangue. Foto Pedro Lobatón.

Entre 1947 y 1955 los investigadores Isabel Aretz y Luis Felipe Ramón y Rivera practican en Portuguesa las primeras observaciones sobre la manifestación; y en 1951, el cronista acarigüeño Nerio Duin Anzola “Mano Nerio” hace pública la primera reseña bibliográfica sobre la fiesta.

En 1955, el Instituto Venezolano de Folklore señala a Portuguesa, después de Lara, como ámbito espacial del tamunangue. Así lo confirma en 1956 Isabel Aretz en la revista peruana Folklore Americano: “En investigaciones realizadas por personal del Instituto de Folklore, hemos encontrado el Tamunangue más hacia el sur [«¦] Luego, durante nuestro viaje de 1954, lo hallamos entre los larenses que han ido a trabajar a Portuguesa; así, en Acarigua, donde se baila el 13 de junio lo mismo que en Lara” (Isabel Aretz, El Tamunangue – Lima, Perú: 1956, p. 44).

Norte de Portuguesa: Araure pionero

La transferencia cultural de labriegos, jornaleros y conuqueros emigrados desde el vecino Lara mantendrá el vínculo del tamunangue con los larenses residentes en Portuguesa.

Desde principios de la década de 1960, en el barrio La Quebradita de Araure, los esposos Cristóbal Rodríguez y María Facunda Alvarado serán los pioneros en la siembra del festejo, con la realización del primer tamunangue que conoce el norte de Portuguesa. Nacido en El Tocuyo el 4 de febrero de 1909 y ultimado por un asalto en su humilde bodega al amanecer del 6 de febrero de 1979, Cristóbal preñó de emociones negreras a toda su familia después de arribar a Araure a los 17 años. En su casa del barrio La Quebradita sembró el legado del tamunangue hasta nuestros días.

Entre las décadas de 1940 y 1980, en el caserío Río Acarigua del mismo municipio, reside don Rufino Sánchez, maestro de cantauría, velorios y tamunangues. Natural de Duaca, estado Lara, donde nació el 1° de agosto de 1916, se hizo veloriero desde los 10 años. Entre San Juan y San Antonio de Padua llenó de gañote los caseríos circunvecinos y hacia 1986, a petición del cronista de Araure, salvó de muerte la antigua tradición del velorio de Cruz de Mayo iniciado en 1948 por el duaqueño don Antonio Rodríguez.

El caserío Río Acarigua, parroquia de Araure, constituye el principal centro devocional al norte de Portuguesa. En la jurisdicción, el velorio y tamunangue a San Antonio se realiza en fecha indeterminada entre el 17 de mayo y 13 de junio, día del santo de Padua.

Uno de los principales cultores y promeseros lo ha sido Cayetano Martínez, quien en pago de promesa realiza el velorio y la fiesta del tamunangue. Registrados por el cronista desde finales de la década de 1980, los sones de negros inician en el altar de la casa, concluyendo con La Batalla en una plazoleta contigua.

A finales de la década de 1990, junto con la investigadora Aleyda Anzola, dejamos registro de un velorio a San Antonio en el caserío La Lucía en Araure a orillas del río Auro, frontera límite con Lara. Fundado por la familia Mendoza y organizado por Marina Mendoza, Eva Mendoza y Bernarda Pérez el 13 de junio hasta las seis de la tarde el velorio y tamunangue lo conducen “Los Golperos” de Palmarito, caserío contiguo de Araure.

Capitaneados por Claudio León, vecino de Palmarito en la Zona Alta araureña, velorio y tamunangue inician en la iglesia del caserío con una misa, seguido por una procesión desde la ermita hasta casa de los Mendoza. La imagen de San Antonio adentro de un nicho de madera preside el altar, adornado con flores recogidas entre los jardines locales, entronizado con velas, velones y otras imágenes.

El velorio inicia entonando la Salve, seguido por el Credo, Padre Nuestro y el Santo Rosario. Concluida la entrada ritual revienta el tamunangue convocando a las mujeres de la familia, trajeadas con blancas blusas de faralaos, típicas faldas de vivos colores, calzadas de alpargatas. Las promeseras bailan los siete sones con parejos ataviados de pantalón kaki, franelas blancas y alpargatas.

Acarigua: Páez y San Antonio

1970's. Felipe Fernández, tercero de der. a izq. y sus tamunangueros en Acarigua, Portuguesa. Foto colección Italina del Valle Mendoza. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
1970’s. Felipe Fernández, tercero de der. a izq. y sus tamunangueros en Acarigua, Portuguesa. Foto colección Italina del Valle Mendoza.

En la conurbación Araure-Acarigua, capital agrícola de Venezuela al norte de Portuguesa, la fiesta a San Antonio de Padua se solapa con la efeméride natalicia del Gral. José Antonio Páez, nacido el 13 de junio de 1790 en el sitio de Durigua, caserío ribereño del riachuelo de Curpa, jurisdicción de la antigua villa araureña. La fecha natalicia sirve para celebrar a San Antonio y a Páez.

Transferido y asimilado entre las décadas de 1940 y 2000 —un periodo de más de medio siglo—, el tamunangue vive en el sentimiento espiritual colectivo de las vecinas Acarigua y Araure. Mezcla de calendario litúrgico católico-romano con fiesta cívico-popular, el santoral aviva el tamunangue en ambas ciudades, marcado por familias devotas que hacen promesa al santo de los garrotes encabuyados.

En 1970, es el gobernador Waldemar Cordero Vale quien fomenta su exhibición con motivo del 350° aniversario de la fundación hispana de San Miguel de Acarigua, conjugado el santoral paduano con la fiesta cívica en homenaje al lancero Páez.

1970. Presentación de tamunangue en los 350 años de Acarigua, Portuguesa. Foto rep. Wilfredo Bolívar. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
1970. Presentación de tamunangue en los 350 años de Acarigua, Portuguesa. Foto rep. Wilfredo Bolívar.

Tamunangue Velasco-García

Con menos exhibición eventista, desde la década de 1960 cobra fuerza en Acarigua el velorio y tamunangue de la familia Velasco-García, cuna filiatoria del desaparecido salesiano cardenal Ignacio Velasco García, nacido en Acarigua el 17 de enero de 1929 y fallecido en Caracas el 6 de julio de 2003. Desde la devota casa materna, el concurrido tamunangue propaga los sones de negros bailados como promesa. La fundadora del velorio fue doña María Ramona García de Velasco, madre del prelado, celebrado un festivo tamunangue conducido por golperos traídos desde El Tocuyo, estado Lara.

Observaciones realizadas por el cronista y la periodista Aleyda Anzola a finales de la década de 1990, dejan en evidencia la magnífica realización del velorio Velasco-García. Mostrando una fiesta eminentemente devocional, en la casona del desaparecido cardenal de Caracas (calle 33 con avenida 33 del barrio Colombia de Acarigua), la familia realiza los siete sones del tamunangue cada 12 de junio desde las ocho de la noche hasta la tarde del 13 día de San Antonio. Entre los principales organizadores destacan Eileen Velasco Piña, Antonio García, Gilberto García, José García, todos familiares del recordado cardenal Ignacio Velasco-García.

Reunidos la víspera del santo, la fiesta devocional instala un altar con fotografías de los difuntos de la familia: Mons. José  Ignacio Velasco García; doña María Ramona García de Velasco, madre del prelado y los parientes Pedro, Edelmira, Carmen Ramona y Fausto Velasco. Decorado con velones de colores, cestas con panecillos y caramelos, la ornamentación del colorido ara se completa con flores en las mesas y en el piso.

Iniciado el velorio se entona la Salve, Credo, Padre Nuestro y se reza el Santo Rosario. Así continúa hasta el amanecer. A las seis de la mañana, comienza el jolgorio con el canto y baile de los siete sones del tamunangue.

Para el momento de la investigación, la agrupación folklórica invitada es “Los Turpiales del Tocuyo”, dirigida por José María Alvarado, teniendo como capitán de cantauría al señor Rito Saavedra del grupo Los Alegres del Golpe y el Tamunangue. Entre los instrumentos de cuerda destacan dos (2) medios cinco de seis cuerdas, dos (2) cinco de seis cuerdas, un (1) cinco de cuatro cuerdas, tres (3) cuatros de cinco cuerdas (tiple), un tambor, maracas y una “tambora golpera”.

Inicia con una Salve seguida con una pequeña procesión alrededor de la cuadra, alternando con el rosario rezado y cantado. Un adornado altar presidido por San Antonio junta las imágenes de María Auxiliadora y un Corazón de Jesús guarnecido en un nicho de madera.

Tamunangueando en Ospino

2005. Velorieros en el municipio Ospino, Portuguesa. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
2005. Velorieros en el municipio Ospino, Portuguesa.

En el piedemontano Ospino, al centro de Portuguesa, los velorios y tamunangues conservan un genuino sabor larense, asentados en la capital del municipio, Santa Lucía del Llano, Santa Rosa de Guache y Moroturo. La inmediata cercanía de la jurisdicción con la montaña larense concede a la fiesta un sabor auténtico que la vincula con los orígenes tocuyanos.

El 3 de mayo de 2005, víspera a la fiesta de la Cruz de Mayo, registramos un velorio en el centro del poblado. Los miembros de la cantauría la conforman labriegos de más de setenta años: Telmo Zerpa el de mayor edad, Fulgencio Pérez, Teodoro Peraza, Pastor Medina y Cirilo Pérez. Este último explica: “Yo le estoy cantando a la Cruz desde que estaba pequeño, porque mi familia es de Lara, de Guárico. Nací y me crié en Guárico. Soy tamunanguero, le canto a la Cruz porque esa es la tradición. Vivimos aquí en Ospino, pero toditos somos de Lara, somos larenses”. Fulgencio Pérez añade: “Allá en Lara desde pequeño, a la edad de diez años, ya uno está cantando velorios”.

En el encuentro ospinero don Fulgencio Pérez evoca: “Aquí en Ospino antes había cantores también. Entre ellos estaba un compadre que ya murió. Mi compadre Fermín y Toribio y todos esos se han muerto. Todos están muertos pa’ decir la verdad. Aquí quedamos somos los retoños; hemos quedado los retoños pero todavía vivimos. El que queda de esos viejos era yo, de los viejos, ya que ahorita tenemos la tradición nueva”. Cirilo Pérez suma: “Tenemos un promotor llamado Fernando, un promotor de velorios que es de Lara. Hoy en día está en cama, está en estado de coma, está enfermo. Él era el promotor de velorio y el tamunangue”.

San Antonio de Padua siempre preside el tamunangue. Foto Wilfredo Bolívar. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
San Antonio de Padua siempre preside el tamunangue, una fiesta de carácter eminentemente devocional. Foto Wilfredo Bolívar.

Sobre el carácter devocional a San Antonio de Padua, el cantor Fulgencio Pérez explica: “El velorio, pa’ decile claro y pelao, son nuestras salves. Pregúntele eso a cualquier promotor de Lara o donde venga y eso le van metiendo una y otra. Las salves son sagradas. Cómo será que a usted le falta una palabra que se equivoque cantando y tiene que volverla a comenzá pa’ que salga feliz, pa’ que salga bien. Porque si enquivoca una palabra, tiene que volvé atrás, pa’ que la salve. Eso sí es lo sagrado de esto. Si a usted le falta una palabra, que a veces se enquivoca en una palabra, vamos a volverla a comenzá, pa’ que salga completica. Esas sí son sagradas. Los sones no son sagrados. Vamos a decile que los sones no son sagrados porque se los están cantando a San Antonio ¿me entiende?” (grabación magnetofónica realizada por Wilfredo Bolívar y Aleyda Anzola – Ospino, 3 de mayo de 2005).

En la relación ‘íntima’ de los cantores ospineros, resaltan diversas estrofas a San Antonio de Padua y “todo su relicario” (sic). Como referencia, repítanse estos versos recogidos en honor al santo: “Amores que yo quisiera/ le canto como quisiera/ a mi padre San Antonio/ le canto como yo quiera”. O esta cuarteta festiva que indica en sí misma un jolgorio prometido hasta el amanecer: “Yo le pido a San Antonio/ que me enseñe a mí a cantar,/ ya se acabó el día/ aquí en el pie del altar”.

En el caserío Santa Lucía del Llano del mismo municipio Ospino, más hacia el llano, registramos en el mismo año 2005 un Velorio de Cruz en un rústico y serreño caney levantado especialmente para la ceremonia. El capitán de los cantores es Felipe Melanio Chirinos, acompañado por los músicos Ramón Chirinos, su hijo; Melecio “Chelo” Chirinos, su hermano; Gualberto Chirinos, Natalí Acosta y Etanislao Colmenares.

Sobre esta cantauría familiar don Felipe Melanio Chirinos refiere: “Yo nací en Agua Amarilla del estado Lara, pertenece a Guárico. De allá viene esa promesa, de por allá, hasta que llegó hasta aquí”. Estos cultores se apoyan con cantores de pueblos aledaños, venidos de Santa Rosa de Guache y Moroturo, zona alta ospinera.

La ceremonia sigue siempre la fórmula larense. Felipe Melanio explica: “Primero se canta una salve afuera, donde está la Cruz. Después vienen y cantamos aquí en el altar. Luego vienen los tonos y las décimas. Cuando entramos al altar se comienzan los tonos. Y después se cantan siete salves más, que es la promesa. Se empieza a las seis de la tarde y se termina a las seis de la mañana, cuando es de noche”.

Entre Guanare y Chabasquén bajando hasta el piedemonte

1960's. Don Ismael González Bracho bailando tamunangue en el viejo estadio Julio Hernandez Molina. Portuguesa. Foto colección Jaime González. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
1960’s. Don Ismael González Bracho bailando tamunangue en el viejo estadio Julio Hernandez Molina. Portuguesa. Foto colección Jaime González.

En Guanare, capital del estado, el semanario Síntesis de esa ciudad reseña hacia la década de 1970 que uno de los principales promotores de los populares sones de negros es don Antonio García “difusor pleno del folklore venezolano, especialmente del tamunangue, el que bailaba con maestría y entusiasmo”. Durante la misma época, se baila profusamente en la aldea guanareña de Suruguapo, donde existe un conjunto local (Livio Muñoz Oraá, Guanare en síntesis, Guanare: 1991, ps. 24 y 48).

Otros registros en Portuguesa se verifican igualmente en Guanare, Biscucuy, Chabasquén, Píritu, Turén y Agua Blanca. En el caso de Chabasquén y Biscucuy la cercanía de estos pueblos serranos con El Tocuyo facilita durante todo el año la presencia del tamunangue en estas capitales de municipio.

En Chabasquén, desde 1986, un velorio a San Antonio muy concurrido es organizado por María del Carmen Pérez. Con preparativos desde febrero, se cumplen promesas y en junio se bailan los sones de negros.

En Píritu, una promesa sostenida por la familia Castañeda mantiene vivo el tamunangue en la capital del municipio Esteller. En Turén, pueblo colonial de ascendencia ‘sanantoniera’, la fiesta posee un carácter festivo-religioso, bailándose especialmente en el caserío La Misión, con cantos de velorio, sones negreros, procesión con la imagen de San Antonio, misa y bautizos.

En el mismo municipio Villa Bruzual se baila tamunangue en los barrios José Antonio Páez, San Antonio y Andrés Eloy Blanco. Esta manifestación en Turén convive con otras expresiones religioso-populares como la Danza de las Turas en el caserío San Isidro, junto con la Cruz de Mayo, la Parranda de los Pastores y la celebración de los Santos Inocentes en diciembre.

Más al norte de Portuguesa, en el pueblo mítico de Agua Blanca, capital del municipio homónimo, el tamunangue es introducido por particular interés de doña Teresa Morillo de Montesinos, educadora natural de El Tocuyo quien desde la década de 1980 enseña sones de negros a niños del lugar para ser bailados el día de San Antonio cada 13 de junio.

Araure: resurgimiento devocional

2017. María Esperanza Pérez, fundadora del tamunangue de Villa Araure Uno. Araure, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
2017. María Esperanza Pérez, fundadora del tamunangue de Villa Araure Uno. Araure, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar.

En la actualidad el tamunangue ha cobrado fuerza al norte del estado. Araure registra el renacimiento del tamunangue ejecutado como pago de promesa en la urbanización Villa Araure Uno, al oeste de la ciudad, desde junio de 2005.

La manifestación fue iniciada ese año por María Esperanza Pérez, hija de Julia del Carmen Rodríguez, primogénita de los esposos tamunangueros don Cristóbal Rodríguez y María Facunda Alvarado, fundadores de esta fiesta en el barrio La Quebradita de Araure.

María Esperanza es la primera nieta en renovar la consanguínea festividad en fervor a San Antonio. El tamunangue inició como pago de promesa, en petición por la salud de Yérica Hernández, niña de condición especial. En el patio de la casa un tinglado de zinc y techo de palmas naturales sobre un pequeño altar de cemento, sirve de escenario para la fiesta la segunda semana de junio.

2017. María Esperanza Pérez en el altar de su tamunangue de Villa Araure Uno, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
2017. María Esperanza Pérez en el altar de su tamunangue de Villa Araure Uno, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar.
2017. Altar de San Antonio en Villa Araure Uno, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar.
Altar de San Antonio en Villa Araure Uno, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar, 2017.

Durante el año, una prominente imagen de San Antonio permanece en la sala de casa, flanqueado por los retratos de sus abuelos Cristóbal y Facunda. Llegado el mes de junio, se organiza el tamunangue al que acuden numerosos vecinos.

En 2017 los sones son ejecutados por los Golperos de Portuguesa, fundados por Belén Alvarado en el caserío Moroturo de Ospino, capitaneados por Elpidio Rodríguez. La fiesta incluye hechura de mondongo y venta de bebidas espirituosas para pagar los gastos (Wilfredo Bolívar, Tamunangue facundero. Diario Última Hora, Acarigua, junio de 2017).

Tamunangue en La Quebradita

En el barrio La Quebradita de Araure otra nieta de Cristóbal Rodríguez,  Tibisay Colmenares, reinicia en junio de 2006 el tamunangue en la casa fundadora del velorio araureño, fundada por su abuelo en la década de 1950. Después de la muerte del viejo Cristóbal en 1979, Aída Rodríguez, una de sus hijas y destacada hacedora de arepas de maíz pilado pidió a su hija Tibisay continuar haciéndole bailes al santo.

El primer tamunangue fue realizado en junio de 2006, en la vieja casa de Facunda y Cristóbal. El 12 de junio de 2015, con ayuda de su esposo Douglas Mujica, en el mismo patio de la antigua fiesta materna, inaugura una capilla donde se cumplen los pagos de promesa y se danzan los sones de negros.

2015. Altar para tamunangue del barrio La Quebradita de Araure, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
2015. Altar para tamunangue del barrio La Quebradita de Araure, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar.
2006. Tibisay Colmenares refundó el tamunangue en el barrio La Quebradita de Araure, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
2006. Tibisay Colmenares refundó el tamunangue en el barrio La Quebradita de Araure, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar.

—“Mi esposo me ayuda en la promesa de mis abuelos”, expone la joven Tibisay Colmenares. En el patio de la casa, ya sin mangos, bajo un techo edificado para San Antonio, se construyó un piso donde bailan los sones. Adosado a la pared de la calle, hacia la agonizante quebradita de aguas dulces, se edificó una pequeña capilla de tejas, donde permanece entronizado el beato de Padua. “Tienes que seguir con el tamunangue”, pidió antes de morir la señora Aída a su hija Tibisay (Wilfredo Bolívar, San Antonio estrena capilla en La Quebradita de Araure – Diario Última Hora, Acarigua, viernes 24 de junio de 2011, p. 5.).

La fiesta desde las nueve de la mañana se extiende hasta las nueve de la noche. En la pared contigua a una pequeña capilla, el santo es alumbrado con reverberantes luces de colores. Flanqueado por un cartel con los rostros de los abuelos Facunda, Cristóbal y Aída, con nostálgica evocación familiar el banner reza: “Desde donde estén, cada son que suene les haga sentir que el vibrar de sus tambores sigue vivo”.

Los sones los ejecutan tamunangueros venidos desde Barquisimeto. En 2011 registramos la presencia del grupo Renacer, de la capital larense, consuetudinarios asistentes desde la primera celebración. En el amplio patio de loros y gallinas se hacen estallar cohetes, se prepara carne asada en vara y una olla de hervido de res.

En el caserío Río Acarigua del municipio Araure, a cinco kilómetros del casco urbano, la populosa comunidad rural de vocación agrícola se ha convertido en centro de celebración del tamunangue.

Desde 1987, la familia Rivero es una de las principales cultoras de la manifestación. En contribución a la devoción del grupo familiar se unió en la misma época la influencia del ya fallecido maestro tamunanguero don Rufino Sánchez, ductor de Adrián Sánchez, principal continuador de los cantos como veloriero y primer gañote de la misma  junto con Simón González, Elpidio Rodríguez, los hermanos Pérez, Francisco y Pedro Alvarado, conocidos como Los Tocuyanos (Wilfredo Bolívar, Historia del caserío Río Acarigua [c. 2010], inédito).

Desde 2014, la misma canturía de velorios y tamunangues de Río Acarigua continúan en manos de don José Ramón García, jefe de la misma, ejecutante del sexto, Elpidio Rodríguez (sexto), José Lorenzo Hernández (cuatro), Dolores Pérez (quinto) y Alexis Alvarado (quinto). Desde finales de 2010, el mismo grupo de cantores de ha encargado de mantener vivo en Araure el velorio de Cruz de Mayo, sostenido por los mismos nietos de don Antonio Rodríguez y Dioselina Molleja de Rodríguez, fundadores del velorio en 1948.

Más hacia el cerro, en la denominada ‘zona alta’ del municipio Araure, el tamunangue ha encontrado arraigo en Paujisal, caserío montañoso al noroeste del municipio sobre los 1200 metros de altura en los límites con el vecino estado Lara. Iniciado por don Ramón Pagua, la tradición continúa en manos de sus hijos Gerardo Pagua y Juan Pagua.

En testimonio de Rosiris Chirinos, estudiante de danzas en la Universidad de las Artes (UNEARTE) de Acarigua-Araure, sobrina de los promeseros, el promesero fundador asignó a cada hijo un velorio distinto. Gerardo asumió los de Cruz de Mayo y San Rafael Arcángel, mientras Juan Pagua celebra el de San Antonio.

Fallecidos los dos primeros, la manifestación continúa en manos de Gerardo Pagua. El pago de promesa incluye la celebración del tamunangue, teniendo como capitanes del baile a Juan Pagua y su hijo Rafael Pagua, miembros activos de la canturía (testimonio de Rosiris Chirinos – Acarigua, viernes 4 de marzo de 2016).

Buscando nuevos caminos

Garrote encabuyado en altar de San Antonio de Padua en Araure, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
Garrote encabuyado de tamunangue en altar de San Antonio de Padua en Araure, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar.
Pío Alvarado, creador del golpe curarigüeño, variante del golpe tocuyano. Es considerado el mayor golpero del estado Lara. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.
Pío Alvarado, creador del golpe curarigüeño, variante del golpe tocuyano. Es considerado el mayor golpero del estado Lara.

Queda en evidencia que, después del estado Lara cuna del tamunangue, Portuguesa es la segunda entidad federal en expandir los sones de negros en torno a San Antonio de Padua. Diversos registros realizados por autores, investigadores y observadores, dejan evidencia en el tiempo sobre la presencia y existencia viva de la fiesta en un estado más conocido como cultor del joropo llanero.

Dos procesos marcan esta asimilación de la fiesta de origen tocuyana. En primer lugar, la coexistencia geográfica Lara-Portuguesa; y en segundo término, la transferencia migratoria de numerosos labriegos y jornaleros venidos desde El Tocuyo, Guárico, Quíbor, Duaca, Sanare y Barquisimeto, quienes desde mediados del siglo XX trasladaron su cosmogonía a la Portuguesa adoptiva.

Cien años después, desde que en el siglo XIX el tamunangue tocuyano permeó la ruralidad del piedemontano y llanero estado Portuguesa, la manifestación busca acomodo frente a la avasallante globalización y transculturización.

En 1987 se lamentaba el fallecido don Rufino Sánchez, maestro fundador de canturías que ninguno de sus hijos mostraba deseos de acompañarlo a velorios y tamunangues. “Mis hijos no cantan velorios. Esas son cosas de viejos”, pergeñaba con singular lamentación marcado por el divorcio generacional. Esta suerte de desconexión o ‘vergüenza’ cultural, obliga a una generación emergente a tender un puente unificador entre los viejos y nuevos cantores de esta variante de las tradiciones portugueseñas.

Desde el 2015, como cronista oficial de Araure propugnamos la fundación en el estado de una Escuela de las Manifestaciones Culturales de Portuguesa. El proyecto debe involucrar la participación de cronistas, historiadores y cultores con encuentros sistematizados que privilegien la inducción y enseñanza a jóvenes con talento musical, monitoreados por cantores de velorio y tamunagueros. La intención deberá estar encaminada a que los genuinos cultores instruyan el arte de los promeseros transfiriendo las letras y cantos de la manifestación a fin de perpetuarlas en el tiempo.

Fuentes consultadas

Aretz, Isabel. El Tamunangue – Separata de la Revista Folklore Americano [Órgano del Comité Interamericano de Folklore] Lima, Perú: 1956, p. 44).

Bolívar, Wilfredo. Historia del Caserío Río Acarigua [2010], inédito.

______________. San Antonio Estrena Capilla en La Quebradita de Araure – Diario Ultima Hora, Acarigua, viernes 24 de junio de 2011, p. 5.

______________. Tamunangue facundero. Diario Ultima Hora, Acarigua, junio de 2017.

Chirinos, Rosiris. Testimonio sobre los Velorios y Tamunangue del Caserío Paujisal (Araure) – Acarigua, viernes 4 de marzo de 2016.

Oraá, Livio Muñoz. Guanare en síntesis, Guanare: 1991, Ediciones del Congreso de la República Conmemorativas del Cuatricentenario de Guanare.

Velorio en Ospino [Grabación Magnetofónica] realizada por Wilfredo Bolívar y Aleyda Anzola, Ospino, 3 de mayo de 2005.

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