A la Casa de la Capitulación, o Casa Morales, no le han echado ni una mano de pintura desde 2015. Cuatro años sin mantenimiento que mellan la estructura, pero no el alma de la única edificación residencial del siglo XVIII que se conserva en Maracaibo (Zulia) y escenario de la histórica capitulación que selló la independencia nacional en 1823.
Fachada frontal de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Wilmer Villalobos. 16/5/2019.
Maracaibo, Zulia. Paredes escarapeladas y cargadas de filtraciones, escaleras deterioradas y pisos y puertas de madera desvencijada, entre otras señales de deterioro, acusan los cuatro años, desde 2015, que no se le hace mantenimiento estructural a la Casa de la Capitulación.
Paredes infiltradas por la humedad. Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Paredes escarapeladas por falta de pintura. Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Vista desde la planta alta de Casa de la Capitulación, se observa el aljibe descubierto en 2012. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Escaleras de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Puerta centenaria de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Desprendimiento de la capa pictórica en Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Vista de una de las paredes escarapeladas de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
“Aparte de la limpieza diaria y los cuidados del escaso personal de esa institución, no se ha hecho ningún tipo de mantenimiento estructural al inmueble desde 2015, durante la gestión del gobernador Francisco Arias Cárdenas”, nos comenta un trabajador de la gobernación del Zulia que pidió reservar su nombre.
También llamada Casa Morales, la edificación fue escenario de la histórica capitulación española en 1823, acto que cerró la independencia de Venezuela, y único testimonio de la arquitectura residencial de mediados del siglo XVIII en Maracaibo, capital del estado Zulia en el extremo occidental del país petrolero.
Una casa porfiada
Facahada lateral der. de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Fachada lateral de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Patio central de la Casa Morales o Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Patio central de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Segundo piso de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
La Casa de la Capitulación es una construcción colonial modesta. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Mobiliario de la Casa de la Capitulación, que sirve de muestra museística. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Parte del mobiliario y piezas de arte de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Pisos y techos de bambú tiene la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Pese al escaso mantenimiento, la Casa de la Capitulación no capitula. También llamada Casa Morales, la edificación se comporta como esos viejos de huesos cansados e ignorados por algunos de sus cuidadores, pero que sostienen porfiadamente su espíritu y ganas en alto: diversas actividades culturales le dan vida a la centenaria residencia, desafiando no solo el tiempo, sino también la apocalíptica situación de Maracaibo, ciudad que sufre un racionamiento eléctrico diario de más de 15 horas.
La casa tiene una ambiciosa programación entre la agónica vida social y comercial de una ciudad que virtualmente se quedó sin transporte público ni taxis, y donde para llenar el tanque de gasolina se forman colas kilométricas bajo una temperatura de 40 °C bajo sombra.
Según el jefe de prensa de la institución, Oswaldo Torres, la casona colonial se mantiene abierta al público de lunes a viernes de 8 a. m. a 1 p. m. y suele recibir grupos de colegios e instituciones públicas y privadas durante los planes vacacionales (entre julio y septiembre).
Entre tanto, bajo la coordinación de Alexis Fernández como director del Acervo Histórico del Zulia, instancia adscrita al ejecutivo regional, se organizan conversatorios, recitales, exposiciones de arte y otras actividades culturales en el inmueble.
Entre el 7 y el 10 de mayo de 2019 contamos 4 eventos: el Recital poético y Festival violín y piano, del Centro Sinfónico de la Juventud Zuliana Rafael Urdaneta (7 de mayo), la apertura del núcleo sinfónico Ana María Campos (10 de mayo), la inauguración de la exposición permanente Historia de la Gaita, en honor a Ricardo Aguirre (9 de mayo) y la muestra Bolívar, arte e imagen colectiva / Artistas del Zulia (10 de mayo).
Homenaje a Ricardo Aguirre en la Casa de la Capitulación, donde se abrió una exposicion permanente sobre la gaita zuliana. Foto Wilmer Villalobos, 10 de mayo.
Cuenta Fernández que, más allá de los eventos que alberga, el espacio está lleno de historia: “Detrás de las paredes de esta casa hay antiguos secretos e historias, como este testigo o pasadizo que da al Palacio de gobierno. Y la construcción recoge la idiosincrasia zuliana, con pisos y techos de bambú, paredes con piedra de ojo (que almacena óxido y típico en el salitroso Maracaibo) y otros materiales, como conchas de coco.
Sala principal y mobiliario antiguo de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Sillas donde se sentó el presidente Rafael Caldera se consevan en la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Testigo de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
La antigua tinaja que se conserva en la Casa de la Capitulación de Maracaibo. Foto Wilmer Villalobos, mayo de 2019.
La piedra de ojo en la Casa Morales, un material típico de la Maracaibo de antaño. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Aldaba colonial en la centenaria puerta de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Entre la estrechez y el hampa
La intensa actividad cultural no salva por sí sola, sin embargo, a la edificación situada frente a la plaza Bolívar de Maracaibo.
Esta requiere de labores especiales de preservación por estar anclada en el casco histórico de Maracaibo, una zona bañada por el erosivo salitre lacustre. Mantenimiento profundo dificultado por la debacle económica venezolana, pero también por el hampa que arrecia en el centro de la ciudad.
En 2018 robaron 19 luminarias de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Jorge Leal, coordinador y guía de la institución, informa de que el año pasado hurtaron 19 bombillas del sistema de iluminación de la Casa Morales, y aunque la Secretaría de Cultura y el Centro Rafael Urdaneta restituyeron las luminarias, se mantiene el acecho hamponil sobre el inmueble.
Tampoco “por falta de presupuesto” ha habido inversión para restaurar o reponer el mobiliario dañado, como algunos tinajeros, sillas, puertas, etc. Destaca asimismo el mantenimiento del aljibe, antiguo recolector de agua descubierto apenas en el año 2013 en el patio central de la edificación. El mismo presenta deterioro y falta de limpieza.
La falta de presupuesto afecta el mantenimiento del mobiliario, como este tinajero. Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Escalera del aljibe descubierto en 2013 en la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Entre tanto, la cotidianidad del centenario caserón sigue bajo los cuidados de un personal mínimo, como explica Leal: “Nosotros aquí somos utilitis, hacemos de todo un poco fuera de nuestro cargo, como limpiar y acomodar; de la seguridad se encarga el Palacio de Gobierno que lo tenemos al lado, y las actividades culturales corren por orden de Alexis Fernández”.
Yelena Mantinez en labores de mantenimiento. Foto Wilmer Villalobos.
Yelena Martínez, quien se encarga desde hace 4 años del mantenimiento diario, sueña con que restauren los detalles “de una casa tan importante” porque “es una lástima que caiga en el olvido”.
Cuando no hay actividades culturales, el viejo inmueble se queda solo con su pintura descascarada, sus paredes infiltradas y demás efectos del tiempo y el descuido. “El silencio que se siente es abrumador”, nos dice Martínez.
Son los instantes en que a la casa le caen encima más de 200 años de historia. Y casi un lustro de abandono.
Placa identificativa de la Casa de la Capitulación. Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2019.
Monumento histórico nacional
La Casa de la Capitulación tiene la jerarquía patrimonial de Monumento histórico nacional, según decreto de la Junta Conservadora y Protectora del Patrimonio Histórico y Artístico, del 26 de agosto de 1965.
El inmueble fue construido cerca de 1750. En 1795 pasó a ser residencia oficial de los gobernantes coloniales, entre los que estuvo Francisco Tomás Morales, quien firmó la capitulación. De allí que el gentilicio maracucho también le llame Casa Morales.
El uso inicial que tuvo esta casa fue la de residencia de notables familias de la colonia. Entre los primeros dueños estuvo el gobernador de la provincia, don Francisco Miyares, caballero de la orden de Carlos III, coronel de los reales ejércitos, gobernador comandante general e intendente de la provincia de Maracaibo. Su esposa era doña Inés Mancebo Zuloaga a nombre de quien debía estar la casa, pues era la encargada legal de los intereses de su marido.
En tiempos contemporáneos ha sido sede del Colegio Alemán, de la primera Asamblea Legislativa, de la Escuela de Labores, y de la Academia de Historia y la Asociación de Escritores del Zulia.
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