Los rituales fúnebres wayuu es una de las manifestaciones más importantes de su cosmogonía, un puente entre los vivos y la eternidad. Esta complejo ceremonia es patrimonio cultural de la nación venezolana al ser registrado por el IPC en el «Catálogo del patrimonio cultural venezolano».
Rito de la muerte – Wayuu. Publicado en Youtube por SVERGARAIGUARAN el 9 de marzo de 2012..
Nombre: Rituales fúnebres wayuü.
Tipo de patrimonio cultural: Intangible / Ceremonias.
Administrador custodio o responsable: comunidad wayuü.
Historia
Descripción
Valores patrimoniales
Situación actual
Ubicación
Fuentes consultadas
Historia
Para los wayuü, una etnia binacional que constituye la nación de la Guajira, que se reparte entre el occidente de Venezuela (estado Zulia) y el este de Colombia, «la muerte no significa el fin de un ciclo sino que es un paso para la transformación progresiva del alma. Cuando fallece un wayúu se llevan a cabo en su honor dos velorios, de distinta trascendencia cada uno de ellos y que implican una suerte de interacción con los restos mortales del difunto, registra el Instituto del Patrimonio Cultura, IPC, en el Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004-2007. Estado Zulia, Municipio Jesús Enrique Lossada.
Dentro de la cosmogonía del pueblo guajiro, la etnia más numerosa de Venezuela, la muerte representa «el viaje del alma hacia la tierra de los muertos (jepira)» afirma Weilder Guerra en su libro La disputa y la palabra.
¿Qué pasa cuando un wayuu muere? En el artículo El valor simbólico de los alimentos en el ritual del segundo velorio y entierro wayuu las antropólogas Mildred Nájera y Juanita Lozano (Universidad de Antioquia, Colombia) citan los estudios etnográficos entre estos indígenas que realizó el antropólogo francés Michel Perrin a finales de los años 70 y principios de los 80: «… al ocurrir la muerte de un wayuu, le sucede una existencia como yoluja, es decir como formas que toman los indios muertos en Jepira».
«jepira es una parte donde se reúnen las almas de los muertos. Eso queda en la Alta Guajira [«¦] es un sitio que es más allá del mar, donde se va a encontrar el difunto con toda su familia que se ha muerto y con los animales que se han muerto, los va a encontrar allá”. Hombre wayúu en entrevista de 2008 de las antropólogas Mildred Najera y Juanita Lozano, Universidad de Antioquia.
Según el estudio citado, cuando un guajiro muere en Jepira, ingresa al estatuto de muerto antiguo, «el cual vuelve a la tierra ya sea en forma de lluvia o de wanulü, ser mitológico asociado a los principios de muerte y enfermedad por un lado, pero también al de la caza y provisión de animales por el otro». Y explican el ritual funerario que se despliega en años después:
«Es común escuchar entre los pobladores de La Guajira, que para el wayuu lo más importante es su velorio y que incluso todo lo que trabaja durante su vida es para este ritual. Acaecido el óbito de una persona, se lleva a cabo un primer ritual funerario, Alapajaa (o velorio propiamente dicho), reunión en la cual el llantos, la repartición de alimentos y bebidas, se incorporan como elementos del velorio y el entierro. Durante esta celebración, se considera que los asistentes deben consumir todos los animales que pertenecían al difunto para que así renazcan con él en Jepira, donde constituirán su sustento; adicionalmente, los parientes depositan al lado de la urna “provisiones alimenticias” para el viaje que se emprende hacia la otra vida».
Esto lo recoge el IPC en el catálogo patrimonial de Venezuela: «En la cultura wayúu existe la creencia de que la persona muere dos veces: la primera muerte es aquella donde el alma abandona el cuerpo y la segunda sería la muerte simbólica, momento en el cual el alma parte al cosmos donde Ma’leiwa (ser creador) decidirá si el alma debe volver a la tierra pero en forma de animal o planta. Por ello, se practican dos entierros o velorios, el primero cuando la persona fallece y el segundo después de diez o quince años de haber fallecido».
Descripción
El primero de estos velorios se lleva a cabo justo después de que la persona fallezca, y está relacionado con el descanso inmediato del cuerpo. Durante el primer velorio se reúnen los familiares en torno al cadáver arropado y cobijado generalmente en un chinchorro o ataúd.
Una vez que se entierra al fallecido se inicia el tiempo de espera entre el primer y segundo velorio, que puede ser de duración indefinida dependiendo de la disposición y coincidencia de todos los familiares de varios difuntos, a fin de hacer una exhumación colectiva de cadáveres.
El segundo velorio
Entierro wayuu. Fragmento del documental de NatGeo sobre las costumbres indígenas latinoamericanas. Subido a Youtube por Miguel Arrias el 17 de junio de 2010. Consulado el 9 de julio de 2019.
El segundo velorio, como queda entendido líneas arriba, consiste en la exhumación de los restos tiempo después de la muerte del wayuü. En este velorio se limpian los huesos, se depositan en vasijas de barro y, tras agasajarse a los presentes con reparticiones de piezas de ganado, alimentos y bebidas, son trasladados los restos hasta el lugar de nacimiento del difunto.
Este segundo velorio es considerado como una manifestación vital en la vida de un wayuü, pues es la oportunidad de que familias enteras entren en contacto, aun a pesar del tiempo y la distancia. Al respecto, Najera y Lozano confirman:
«Solo tras la exhumación de los huesos secos —su segundo velorio y entierro— cesan las atenciones de los vivos hacia el cuerpo sin eirukü de los muertos, como si con el despojo de la carne —elemento de gran significación en las ideas wayuu de procreación y constitución del ser humano— se produjera de forma definitiva la
separación entre el alma y el cuerpo del difunto. Por lo anterior, no es raro pensar para ellos lo propuesto por Hertz (1907), en cuanto “la disolución corporal es la metáfora más importante de la existencia espiritual tras la muerte” (Hertz, citado por Goulet, 1981: 370).
Proponemos entonces, que el ínterin de la descomposición de la carne es una fase de margen tanto para el difunto como para los vivos, quienes solo se sienten liberados de la responsabilidad con el fallecido, una vez se lleve a cabo este proceso.
Por su parte el IPC registra: «Es de interés mencionar que en estos rituales fúnebres wayuü las mujeres cubren sus rostros con sus mantos un wayuü no puede mirar a nadie, solo a la madre tierra. Como para el wayuü el mirar a otro es considerado una deshonra, una última muestra de respeto para el difunto es ocultarse para no verlo. Además, las mujeres se alternan para llorar al muerto con un largo y triste quejido que se repite rítmicamente».

Una ceremonia que describen las antropólogas en estos términos:
Antes de rayar el alba ella está despierta, es la exhumadora de los restos. Junto con su familia, se dirige al cementerio cercano donde por voluntad propia asumirá la contaminación que los huesos inertes le ofrecen; pero estos no le son ajenos, son los restos de la carne de su madre, de la sangre de su padre, de su hermano, de su abuelo. Para esta misión es necesario no llorar, no temblar ante la cara de la muerte, pero sí protegerse de ella, de su contacto, de su olor. Con una pañoleta, un tapabocas y unos guantes, ella resguarda la vulnerabilidad de su cuerpo y espíritu expuestos.
Las mujeres que la rodean le aplican polvos y ungüentos para asegurar su defensa. Dicha defensa se refuerza con la compañía de amigos y familiares, muchos de ellos procedentes de lugares lejanos; así mismo, las cocineras cesan su intensa actividad, que desde el día anterior había marcado el comienzo de esta celebración ritual, en la cocina de la ranchería sede del evento. Ahora todos centran su atención en el álgido momento de la exhumación y rodean a la exhumadora con sus cuerpos expectantes, la acompañan para protegerla. Todo debe ser perfecto, nada debe fallar. Aspersiones de un destilado de panela conocido localmente como yotshi o chirrinchi, caen sobre la tumba y el cuerpo de la exhumadora,
inmediatamente inicia el contundente sonido de cinceles y martillos
golpeando la lápida que esconde el cuerpo del difunto».
Valores patrimoniales
La ceremonia fúnebre para el pueblo guajiro es una de las manifestaciones más importantes de su cosmogonía, una especie de puente ritualístico entre los vivos y la eternidad, como refieren Nájera y Lozano: «Para los wayuu, el ciclo vital enlaza vida y muerte en un continuum donde la última influye y determina a la primera. Esto se evidencia en diferentes ámbitos de la cultura, incluso en las representaciones territoriales en las cuales el cementerio define la patria guajira, pues el lugar de los muertos es la prueba de pertenencia y adscripción a un lugar en el mundo de los vivos».
El docente Wayuu Jorge Pocaterra, citado en el artículo Segundo velorio el último adiós e inicio de la inmortalidad de alma del Wayuu del portal Notiindigena, relata que «el segundo velorio, es un homenaje que se le hace al familiar difunto, es una despedida póstuma además, que fortalece el vínculo de la sociedad wayuu como forma de preservar la religiosidad y la cultura de este pueblo que por años se ha mantenido”.
Esta ceremonia es patrimonio cultural de la nación venezolana al ser registrado por el IPC en el Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004-2007. Estado Zulia, Municipio Jesús Enrique Lossada.
Situación actual
La tradición se mantiene por ser parte importante de la cosmogonía guajira.
Ubicación
Municipio Jesús Enrique Lossada, estado Zulia.
Fuentes consultadas
Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004-2007. Estado Zulia, Municipio Jesús Enrique Lossada. Instituto del Patrimonio Cultural, 2007.
Entierro wayuu. Fragmento del documental de NatGeo sobre las costumbres indígenas latinoamericanas. Subido a Youtube por Miguel Arrias el 17 de junio de 2010. Consulado el 9 de julio de 2019.
La muerte en la Cultura Wayúu. En Venelogia. Consultado el 9 de julio de 2019.
Segundo velorio el último adiós e inicio de la inmortalidad de alma del Wayuu. En Notiindigena, 7 de enero de 2015. Consultado el 9 de julio de 2019.
Najera N. Mildred y Lozano, Juanita. El valor simbólico de los alimentos en el ritual del segundo velorio y entierro wayuu. Grupo de Investigación Religión Cultura y Sociedad / Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia; la Corporación Cultural Jayeechi; y por la Universidad de la Guajira .
Nombre: Rituales fúnebres wayuü.
Tipo de patrimonio cultural: Intangible / Ceremonias.
Administrador custodio o responsable: comunidad wayuü.
Historia
Descripción
Valores patrimoniales
Situación actual
Ubicación
Fuentes consultadas
Historia
Para los wayuü, una etnia binacional que constituye la nación de la Guajira, que se reparte entre el occidente de Venezuela (estado Zulia) y el este de Colombia, «la muerte no significa el fin de un ciclo sino que es un paso para la transformación progresiva del alma. Cuando fallece un wayúu se llevan a cabo en su honor dos velorios, de distinta trascendencia cada uno de ellos y que implican una suerte de interacción con los restos mortales del difunto, registra el Instituto del Patrimonio Cultura, IPC, en el Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004-2007. Estado Zulia, Municipio Jesús Enrique Lossada.
Dentro de la cosmogonía del pueblo guajiro, la etnia más numerosa de Venezuela, la muerte representa «el viaje del alma hacia la tierra de los muertos (jepira)» afirma Weilder Guerra en su libro La disputa y la palabra.
¿Qué pasa cuando un wayuu muere? En el artículo El valor simbólico de los alimentos en el ritual del segundo velorio y entierro wayuu las antropólogas Mildred Nájera y Juanita Lozano (Universidad de Antioquia, Colombia) citan los estudios etnográficos entre estos indígenas que realizó el antropólogo francés Michel Perrin a finales de los años 70 y principios de los 80: «… al ocurrir la muerte de un wayuu, le sucede una existencia como yoluja, es decir como formas que toman los indios muertos en Jepira».
«jepira es una parte donde se reúnen las almas de los muertos. Eso queda en la Alta Guajira [«¦] es un sitio que es más allá del mar, donde se va a encontrar el difunto con toda su familia que se ha muerto y con los animales que se han muerto, los va a encontrar allá”. Hombre wayúu en entrevista de 2008 de las antropólogas Mildred Najera y Juanita Lozano, Universidad de Antioquia.
Según el estudio citado, cuando un guajiro muere en Jepira, ingresa al estatuto de muerto antiguo, «el cual vuelve a la tierra ya sea en forma de lluvia o de wanulü, ser mitológico asociado a los principios de muerte y enfermedad por un lado, pero también al de la caza y provisión de animales por el otro». Y explican el ritual funerario que se despliega en años después:
«Es común escuchar entre los pobladores de La Guajira, que para el wayuu lo más importante es su velorio y que incluso todo lo que trabaja durante su vida es para este ritual. Acaecido el óbito de una persona, se lleva a cabo un primer ritual funerario, Alapajaa (o velorio propiamente dicho), reunión en la cual el llantos, la repartición de alimentos y bebidas, se incorporan como elementos del velorio y el entierro. Durante esta celebración, se considera que los asistentes deben consumir todos los animales que pertenecían al difunto para que así renazcan con él en Jepira, donde constituirán su sustento; adicionalmente, los parientes depositan al lado de la urna “provisiones alimenticias” para el viaje que se emprende hacia la otra vida».
Esto lo recoge el IPC en el catálogo patrimonial de Venezuela: «En la cultura wayúu existe la creencia de que la persona muere dos veces: la primera muerte es aquella donde el alma abandona el cuerpo y la segunda sería la muerte simbólica, momento en el cual el alma parte al cosmos donde Ma’leiwa (ser creador) decidirá si el alma debe volver a la tierra pero en forma de animal o planta. Por ello, se practican dos entierros o velorios, el primero cuando la persona fallece y el segundo después de diez o quince años de haber fallecido».
Descripción
El primero de estos velorios se lleva a cabo justo después de que la persona fallezca, y está relacionado con el descanso inmediato del cuerpo. Durante el primer velorio se reúnen los familiares en torno al cadáver arropado y cobijado generalmente en un chinchorro o ataúd.
Una vez que se entierra al fallecido se inicia el tiempo de espera entre el primer y segundo velorio, que puede ser de duración indefinida dependiendo de la disposición y coincidencia de todos los familiares de varios difuntos, a fin de hacer una exhumación colectiva de cadáveres.
El segundo velorio
El segundo velorio, como queda entendido líneas arriba, consiste en la exhumación de los restos tiempo después de la muerte del wayuü. En este velorio se limpian los huesos, se depositan en vasijas de barro y, tras agasajarse a los presentes con reparticiones de piezas de ganado, alimentos y bebidas, son trasladados los restos hasta el lugar de nacimiento del difunto.
Este segundo velorio es considerado como una manifestación vital en la vida de un wayuü, pues es la oportunidad de que familias enteras entren en contacto, aun a pesar del tiempo y la distancia. Al respecto, Najera y Lozano confirman:
«Solo tras la exhumación de los huesos secos —su segundo velorio y entierro— cesan las atenciones de los vivos hacia el cuerpo sin eirukü de los muertos, como si con el despojo de la carne —elemento de gran significación en las ideas wayuu de procreación y constitución del ser humano— se produjera de forma definitiva la
separación entre el alma y el cuerpo del difunto. Por lo anterior, no es raro pensar para ellos lo propuesto por Hertz (1907), en cuanto “la disolución corporal es la metáfora más importante de la existencia espiritual tras la muerte” (Hertz, citado por Goulet, 1981: 370).
Proponemos entonces, que el ínterin de la descomposición de la carne es una fase de margen tanto para el difunto como para los vivos, quienes solo se sienten liberados de la responsabilidad con el fallecido, una vez se lleve a cabo este proceso.
Por su parte el IPC registra: «Es de interés mencionar que en estos rituales fúnebres wayuü las mujeres cubren sus rostros con sus mantos un wayuü no puede mirar a nadie, solo a la madre tierra. Como para el wayuü el mirar a otro es considerado una deshonra, una última muestra de respeto para el difunto es ocultarse para no verlo. Además, las mujeres se alternan para llorar al muerto con un largo y triste quejido que se repite rítmicamente».

Una ceremonia que describen las antropólogas en estos términos:
Antes de rayar el alba ella está despierta, es la exhumadora de los restos. Junto con su familia, se dirige al cementerio cercano donde por voluntad propia asumirá la contaminación que los huesos inertes le ofrecen; pero estos no le son ajenos, son los restos de la carne de su madre, de la sangre de su padre, de su hermano, de su abuelo. Para esta misión es necesario no llorar, no temblar ante la cara de la muerte, pero sí protegerse de ella, de su contacto, de su olor. Con una pañoleta, un tapabocas y unos guantes, ella resguarda la vulnerabilidad de su cuerpo y espíritu expuestos.
Las mujeres que la rodean le aplican polvos y ungüentos para asegurar su defensa. Dicha defensa se refuerza con la compañía de amigos y familiares, muchos de ellos procedentes de lugares lejanos; así mismo, las cocineras cesan su intensa actividad, que desde el día anterior había marcado el comienzo de esta celebración ritual, en la cocina de la ranchería sede del evento. Ahora todos centran su atención en el álgido momento de la exhumación y rodean a la exhumadora con sus cuerpos expectantes, la acompañan para protegerla. Todo debe ser perfecto, nada debe fallar. Aspersiones de un destilado de panela conocido localmente como yotshi o chirrinchi, caen sobre la tumba y el cuerpo de la exhumadora,
inmediatamente inicia el contundente sonido de cinceles y martillos
golpeando la lápida que esconde el cuerpo del difunto».
Valores patrimoniales
La ceremonia fúnebre para el pueblo guajiro es una de las manifestaciones más importantes de su cosmogonía, una especie de puente ritualístico entre los vivos y la eternidad, como refieren Nájera y Lozano: «Para los wayuu, el ciclo vital enlaza vida y muerte en un continuum donde la última influye y determina a la primera. Esto se evidencia en diferentes ámbitos de la cultura, incluso en las representaciones territoriales en las cuales el cementerio define la patria guajira, pues el lugar de los muertos es la prueba de pertenencia y adscripción a un lugar en el mundo de los vivos».
El docente Wayuu Jorge Pocaterra, citado en el artículo Segundo velorio el último adiós e inicio de la inmortalidad de alma del Wayuu del portal Notiindigena, relata que «el segundo velorio, es un homenaje que se le hace al familiar difunto, es una despedida póstuma además, que fortalece el vínculo de la sociedad wayuu como forma de preservar la religiosidad y la cultura de este pueblo que por años se ha mantenido”.
Esta ceremonia es patrimonio cultural de la nación venezolana al ser registrado por el IPC en el Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004-2007. Estado Zulia, Municipio Jesús Enrique Lossada.
Situación actual
La tradición se mantiene por ser parte importante de la cosmogonía guajira.
Ubicación
Municipio Jesús Enrique Lossada, estado Zulia.
Fuentes consultadas
Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004-2007. Estado Zulia, Municipio Jesús Enrique Lossada. Instituto del Patrimonio Cultural, 2007.
Entierro wayuu. Fragmento del documental de NatGeo sobre las costumbres indígenas latinoamericanas. Subido a Youtube por Miguel Arrias el 17 de junio de 2010. Consulado el 9 de julio de 2019.
La muerte en la Cultura Wayúu. En Venelogia. Consultado el 9 de julio de 2019.
Rito de la muerte – Wayuu. Publicado en Youtube por SVERGARAIGUARAN el 9 de marzo de 2012. Consultado el 10 de julio de 2019.
Segundo velorio el último adiós e inicio de la inmortalidad de alma del Wayuu. En Notiindigena, 7 de enero de 2015. Consultado el 9 de julio de 2019.
Najera N. Mildred y Lozano, Juanita. El valor simbólico de los alimentos en el ritual del segundo velorio y entierro wayuu. Grupo de Investigación Religión Cultura y Sociedad / Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia; la Corporación Cultural Jayeechi; y por la Universidad de la Guajira .
Gracias, María Estefanía. Se quiere lo que se conoce, por eso difundimos información sobre la enorme riqueza cultural de Venezuela. Las historias, los recuerdos, son los que conforman el gentilicio y le dan vida al país.
Agradecida por todos sus interesantes artículos .los mismos evidencian calidad y cuidado en la información presentada y el estilo de escribirla. Les felicito.Muchas bendiciones para todo el equipo y mis respetos por tan loable labor.